La última reunión del Consejo de Comercio han puesto de relieve las peores expectativas: La Junta de Castilla y León ha denegado la petición de reducción de domingos con apertura, beneficiando al modelo de gran superficie en detrimento del pequeño comercio. Situación que no por previsible, deja de poner en un grave aprieto a una parte ya debilitada del tejido empresarial local, ahondando aún más en un modelo basado en el turismo y por tanto en el aporte externo, frente a una capacidad productiva real.
Ante dicha situación, nos encontramos al Equipo de Gobierno, completamente alineado con las tesis de la Junta, ante la que no han demostrado ni el más mínimo atisbo de resistencia, demostrado por el hecho de haber estado dejando caer el posible resultado final desde la constitución misma del Consejo de Comercio.
Con la sensación que se queda uno, ante la política de hechos consumados de que le han estado mareando la perdiz, se observa la continuidad de la costumbre de culpabilizar a los que sufren las consecuencias de un plan de acción equivocado, con un regusto extrañamente similar al “habéis vivido por encima de vuestras posibilidades” se ha derivado la responsabilidad del deterioro del sector a los integrantes de las asociaciones de comerciantes, cuando claramente se ha favorecido desde el principio un modelo de comercio con peores condiciones salariales, que genera un retorno vía impuestos y aportaciones a la seguridad social proporcionalmente menor y con un mayor coste medioambiental, generado por el exceso de embalajes, el transporte de los productos y la contribución a la dependencia del automóvil que casi inevitablemente ha de usarse, frente a la opción de proximidad.
Dependencia que por mucho que se exporte el 83% de los vehículos que se producen, a León en poco beneficia, estando en completo desacuerdo con las palabras de Antonio Silván: «Lo que es bueno para León lo es para Valladolid, y al revés», por lo menos a lo que en este punto se refiere.
Culpabilidad y miedo, ya que se usa como elemento coaccionador el auge de la venta por internet, para atemorizar al pequeño, cuando es la gran superficie la más amenazada, ya que el pequeño comerciante siempre tiene la posibilidad de ofrecer productos de valor añadido o diferenciadores, de los que carece el carácter estandarizador de los grandes vendedores, que ven como otro pez más grande que ellos comienza a poner en peligro su lugar predominante. Sin contar con las consecuencias negativas que tiene para el pequeño productor frente a las grandes superficies, que ve como al carecer de fuerza negociadora dada su escasa entidad, tiene que correr con el riesgo de la producción para después con suerte, obtener un margen mínimo, cuando no (como en el ejemplo del sector lácteo) no alcanzar ni el coste de producción.
Ahora resulta que el nuevo modelo productivo es el coco. Creo que ese argumento me suena…
Y no compro.
Oscar Fuentes Carro
León Despierta