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La revelación por parte de Greenpeace Holanda de documentos secretos del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP por sus siglas en inglés) confirma que la Unión Europea se dirige a un escenario de mayor precariedad laboral, poniendo además en peligro la salud pública y el medio ambiente. Por ello, la campaña #NoalTTIP, exige la suspensión de las negociaciones y solicita a los partidos políticos que insten al Gobierno en funciones a no autorizar la firma del tratado comercial con Canadá (CETA por sus siglas en inglés), previsto para octubre, por ser similar al TTIP

La filtración de 12 capítulos del TTIP muestra cómo se negocia el futuro de 800 millones de personas a sus espaldas. Una de las primeras conclusiones que se pueden extraer de su lectura es que, en muchos casos, la Unión Europea es la principal promotora de la privatización de todas las esferas de la economía, sacrificando leyes y políticas que aún protegen los derechos de las mayorías sociales en Europa y Norteamérica.

Una segunda conclusión es la confirmación de la enorme influencia de los lobbies empresariales, que son continuamente consultados por los negociadores, al contrario de lo que la Unión Europea afirmaba en su último informe sobre las negociaciones.

Las filtraciones hacen referencia a las consultas periódicas entre negociadores y sectores industriales y a cómo se han recogido las aportaciones de estos sectores en los textos, algo que no es de extrañar dado que el 88% de las reuniones de los representantes de la Comisión Europea han sido con grupos corporativos, frente al 9% que se han celebrado con grupos de la sociedad civil.

Así, en función de lo que se ha denominado «cooperación reguladora”, tanto la UE como EE UU han presionado durante las negociaciones para incluir un órgano de cooperación regulatoria con el fin de «eliminar barreras no arancelarias”, o lo que es lo mismo, aquellas leyes de protección laboral, ambiental y de salud, así como de protección de los servicios públicos. Dicho órgano daría más privilegios y poderes a las empresas transnacionales a la hora de participar en las primeras fases de toma de decisiones legislativas, antes incluso que al Parlamento Europeo.

Un ejemplo es el principio de precaución que permite reaccionar rápidamente ante un posible peligro para la salud humana o el medio ambiente, el cual aparece amenazado en los documentos filtrados. En base a este principio, no se ha permitido la entrada de carne estadounidense tratada con hormonas, como medida de precaución por su posible relación con el desarrollo de cáncer. En varios capítulos de los documentos filtrados se confirma la sustitución del principio de precaución por el de gestión del riesgo, seguido en EE UU y que obliga a la administración a demostrar los peligros de los productos una vez comercializados. Como consecuencia de ello, la cantidad de tóxicos peligrosos en Europa aumentará considerablemente.

Las filtraciones también muestran cómo la Unión Europea defiende la entrega total de la compra pública a los oligopolios de las multinacionales, un aspecto en el que EE UU toma una postura más proteccionista. A su vez, varias notas de los documentos filtrados sobre Comercio Transfronterizo de Servicios señala otro problema: la intención de suprimir aún más los controles sobre el sector bancario y financiero, lo que provocaría nuevas crisis financieras que causarían mayor inestabilidad financiera, desempleo y fraude fiscal como el que se ha descubierto con los papeles de Panamá.

Con todo, se ratifica lo que la campaña #NoalTTIP lleva denunciando desde el comienzo de las negociaciones: que el tratado solo beneficia a las grandes empresas, en detrimento de los derechos de la ciudadanía, ya que representa una amenaza para los estándares ambientales, la protección de los consumidores y consumidoras, los derechos laborales, la lucha contra el cambio climático, la salud y la agricultura. El TTIP también es una amenaza a nuestra ya frágil democracia y pone en peligro la soberanía de los diferentes niveles de la administración pública.

Al calor del impacto mediático causado por #TTIPleaks, la campaña #NoalTTIP llama la atención sobre el acuerdo hermano del TTIP, el tratado comercial entre la Unión Europea y Canadá (CETA), ya que forma parte de la misma lógica comercial de la ordenación ambiental, social y cultural, y que, aun sin el TTIP, permitiría a miles de empresas estadounidenses con filiales en Canadá demandar a los Estados europeos.

Por todo ello, desde la campaña #NoalTTIP:

  • Demandamos la inmediata publicación de todos los textos de negociación del TTIP y TiSA (tratado internacional para la privatización de servicios públicos), así como la suspensión de las negociaciones de estos tratados.
  • Llamamos a los partidos políticos a priorizar el debate sobre la política comercial en la campaña electoral y proponemos como una de las primeras tareas del nuevo parlamento que salga elegido el 26 de junio que inste al Gobierno a retirar el mandato de negociación del TTIP.
  • A pocos días del próximo Consejo de Ministros de Comercio de la UE, previsto para el 13 de mayo, en el que se preparará la hoja de ruta para la firma del CETA, exigimos al Gobierno en funciones que impida su ratificación.

Fuente: Ecologistas en Acción