El Real Madrid sigue su noviazgo histórico con la Champions League, la máxima competición continental, y ensancha aún más su leyenda futbolística al ganar en la tanda de penaltis a un grandísimo Atlético de Madrid que solo cedió en el último lanzamiento desde el punto fatídico, cuando Juanfran estrelló su lanzamiento contra el palo derecho de la portería de Keylor Navas. Después Cristiano Ronaldo no perdonaría parta poner la rúbrica a una victoria que podría haber caído para cualquiera de los dos lados
El Real Madrid se ha proclamado campeón de Europa por undécima vez al imponerse al Atlético de Madrid en la tanda de penaltis tras acabar los 90 minutos y la prórroga con empate a uno.
La fortuna decidió que el Real Madrid, campeonísimo en Champions League, lo fuera aún más después de esta noche mágica de fútbol, tensión y nervios celebrada en el estadio milanés de San Siro que dejó la undécima ‘orejona’ en las vitrinas del club de Concha Espina. Cuatro tandas de penaltis han decidido torneos en los que se decidía campeón entre Real y Atlético. Y cuatro veces las ha ganado el club blanco. Así se escribe la historia de este equipo.
Juanfran falló el cuarto penalti del Atlético y Cristiano anotó el que daba la undécima Copa de Europa al equipo blanco. Parecía que la historia de la final de 2014 se iba a repetir pero a la inversa. El Madrid se adelantó esta vez primero con un imponente gol de Sergio Ramos llegado el primer cuarto de hora de juego en el contexto de una primera parte dominada claramente por el conjunto merengue. Los de Zinedine Zidane ganaban casi cada duelo particular y no pasaban excesivos aprietos con una defensa acertada y un Casemiro que en todo momento, en las buenas y en las malas, fue el principal sostén de su equipo.
Salieron ambos conjuntos presionando muy arriba, pero las imprecisiones en el pase se cebaban con los de la ribera del Manzanares que parecían mucho más nerviosos que el Real Madrid. No aparecían ni Griezmann, ni Torres, ni Sául y, para que los problemas no fueran pocos, el centro del campo, comenzando por un calamitoso Augusto Fernández, hacía aguas y no conseguía enlazar tres pases para salir rápido cuando se robaba.
Por contraste el Real Madrid hacía en la medular un fútbol fluido en el que el balón rodaba de una banda a otra, primero en corto para después buscar las cosquillas al rival con cambios de orientación largos que calentaban las piernas de los hombres de Simeone. El preparador argentino no estaba cómodo, como su equipo, y no logró sentarse ni un solo minuto en todo el encuentro.
Sergio Ramos adelantó al conjunto de Zinedine Zidane al cuarto de hora en una de esas jugadas largas que el Atlético no parecía poder parar pese a la superioridad que creaba casi siempre en banda. Llegó el gol desde un costado con un pase que peinaba Gareth Bale -el mejor del Madrid a lo largo de todo el partido junto a Casemiro- para que en el segundo palo el capitán, otra vez Sergio Ramos, entrase con decisión para marcar con el pie derecho un gol que valía su peso en oro.
No tuvo mucha oportunidad de decisión el cuadro rayado para nivelar el marcador. Pero las malas noticias para los blancos comenzaban a llegar cuando Zidane tenía que hacer un primer cambio por la lesión de Carvajal sustituido por el brasileño Danilo, que a la postre, una noche más, sería un completo desastre como se encargaría de demostrar el belga Yannick Carrasco en la segunda mitad.
Y es que en la reanudación, el extremo belga sustituyó a Augusto, que no tuvo su noche. Por su parte, el puesto del argentino lo ocupó un grandísimo Gabi, que retrasó su posición. El capitán del Atlético fue uno de los mejores del conjunto y ofreció en la segunda mitad toda la seguridad y la salida al fútbol ofensivo que Augusto no consiguió en el primer acto.
El destino parecía anunciar lo que al final pasaría cuando Pepe, muy precipitado en la acción, derribó a Fernando Torres dentro del área en el primer minuto de la segunda parte. El encargado del lanzamiento sería Antoine Griezmann que, inexplicablemente falló su tiro.
Dominaban los rojiblancos, pero no convertían, hasta que precisamente Carrasco, imponente en casi todo lo que intentaba, marcó a 11 minutos del final y provocó la prórroga, en la que no se movió el marcador.
El Atlético dominó con el 55% de la posesión y tuvo más ocasiones al final del partido en el cómputo particular de ese capítulo, pero en la media hora añadida el fútbol se disipaba. Se abrían huecos pero nadie tenía la clarividencia para hilvanar. Solo una dentellada de Bale -muy tocado- , Cristiano, ausente durante todo el partido, o Griezmann, demasiado ofuscado desde su fallo desde los nueve metros, podían cambiar el panorama.
En la tanda de penaltis marcaron todos los lanzadores madridistas, Lucas Vázquez, Marcelo, Bale, Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo, y por el Atlético de Madrid anotaron Griezmann, Gabi, Saúl y falló Juanfran. La historia vuelve a sonreír al Real Madrid y le guiña un ojo al Atlético, un equipo que si sigue por esta senda tendrá más oportunidades para conquistar la ‘orejona’.
José J. Alonso/ www.que.es