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A Jorge Luis Borges se lo recuerda como un escritor obsesionado con el tiempo, la eternidad, el infinito, el destino, los espejos, los laberintos…

Al cumplirse 30 años de su muerte este martes, en todo el mundo hay homenajes al autor argentino que superó su ceguera alumbrándose con la imaginación.

Suele hablarse mucho de sus grandes obras como «Ficciones» y «El Aleph», de su profundidad filosófica, de la vista que lo abandonó.

Pero también de sus polémicas posturas políticas, de su relación con quien fuera su joven secretaria literaria, María Kodama, y del premio Nobel de Literatura que nunca ganó (y que algunos dicen que merecía).

No obstante, hay aspectos menos conocidos de la vida y la obra de Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899 – Ginebra, 1986), y en BBC Mundo te contamos algunos.

  1. No nació ciego

Borges se quedó ciego como consecuencia de la enfermedad congénita que había ya afectado a su padre.

El hecho no fue repentino, según se lee en la correspondencia de su madre, Leonor Acevedo de Borges: «Se ha extendido desde 1899 sin momentos dramáticos, un lento crepúsculo que duró más de medio siglo».

Los ojos de Borges se apagaron en sus tardíos 50.

«La vista de Georgie [tal era uno de los sobrenombres del escritor] no mejora y lo peor es que él se está convenciendo de eso», escribía en 1956 Leonor, también resignada al destino de su hijo.

Sin embargo, la ceguera no le impidió a Borges seguir con su carrera de escritor y conferencista, además de estudiar nuevas lenguas.

Tampoco abandonó la lectura: hacía que le leyesen en voz alta.

  1. Nunca escribió una novela

Borges era un escritor enraizado en la tradición literaria del siglo XIX. Le interesaban la filosofía, la teología, la matemática, la mitología.

De su pluma salieron cuentos, poemas, ensayos y crítica literaria. Siendo un autor minimalista, eludió la novela porque se le antojaba un género «subalterno» e incluso «despreciable».

Según él, para escribir este tipo de relatos era necesario introducir muchos elementos que resultaban ajenos a la trama esencial.

«Creo que si yo empezara a escribir una novela, me daría cuenta de que se trata de una tontería y que no la llevaría hasta el fin», expresó en una oportunidad.

  1. Fue traductor desde niño y dejó obra en inglés

La abuela materna de Borges era inglesa y su padre, Jorge Guillermo Borges, se crió hablando la lengua de William Shakespeare.

De modo que el escritor tuvo contacto desde temprana edad con ese idioma.

A los 9 años tradujo al español «El príncipe feliz», de Oscar Wilde.

Aunque en realidad podría decirse que lo reescribió, porque Georgie siempre encaró la traducción con suma libertad. Pensaba que el producto final podía superar al original.

Además, Borges dejó obra en inglés. Ejemplo de ello son los poemas On His Blindness y Two English Poems.

  1. Odiaba el fútbol

Borges opinaba del deporte más popular de todos: «El fútbol es feo estéticamente. Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos».

O: «Es popular porque la estupidez es popular».

O bien: «El fútbol en sí no le interesa a nadie. Nunca la gente dice ‘qué linda tarde pasé, qué lindo partido vi, claro que perdió mi equipo’. No lo dice porque lo único que interesa es el resultado final. No disfruta del juego».

  1. Se reunió con Pinochet el mismo día que asesinaron a Letelier

El 21 de septiembre de 1976 (el mismo día en que asesinaron al excanciller chileno Orlando Letelier en Washington) Borges recibió de manos del gobernante de facto Augusto Pinochet el doctorado honoris causa de la Universidad de Chile.

En un discurso del que años después se arrepentiría, dijo: «En esta época de anarquía sé que hay aquí, entre la cordillera y el mar, una patria fuerte (…) Chile, esa región, esa patria, que es a la vez una larga patria y una honrosa espada».

Luego se reunió con Pinochet, a quien calificó de «excelente persona».

  1. Fue una gran inspiración para «El nombre de la rosa»

No es un secreto que el fallecido pensador y escritor italiano Umberto Eco admiraba la obra de Borges.

De hecho, Eco reconoció públicamente que el asesino de su novela más famosa, «El nombre de la rosa», es un guiño al escritor argentino.

Esto es notorio desde el nombre de su personaje hasta su condición: se llama Jorge de Burgos, es un anciano de enorme erudición e invidente, que controla la biblioteca de la abadía donde ocurre una serie de crímenes.

Jorge Luis Borges se quedó ciego en el último tramo de su vida y desde 1955 fue director de la Biblioteca Nacional de Argentina por 18 años.

Su cuento «La biblioteca de Babel», que forma parte de «Ficciones», claramente inspiró la biblioteca secreta que describe Eco en su libro y que acaba consumida en llamas.

Allí Borges dice: «El universo (que otros llaman Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales».

Cuando le preguntaron a Eco por qué el alter ego del autor argentino era malvado, él respondió: «Me gustaba la idea de tener un bibliotecario ciego y le puse casi el mismo nombre de Borges. Pero cuando elegí el nombre no sabía que iba a quemar la biblioteca».

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