Censura la inacción de la Junta, que no ha apoyado al sector con ninguna medida propia, como sí lo han hecho otras comunidades afectadas, como Navarra o Galicia
Transcurrido casi un año desde las movilizaciones del sector lácteo, en el verano de 2015, ASAJA advierte que, aunque ya no ocupe titulares en los medios de comunicación, la situación no ha variado y el cúmulo de pérdidas para muchas explotaciones ha ido agravándose. La OPA vaticina que en muy pocas semanas se irá engrosando el número de ganaderías familiares, importantes y bien dimensionadas, que van a tener que echar el cierre porque no pueden resistir más meses de ruina.
Todo ello, con conocimiento de las administraciones, más interesadas en “lanzar balones fuera” hacia el tejado de Bruselas y las competencias comunitarias, para eludir las suyas propias, tal como critica ASAJA. En este sentido, la organización profesional agraria censura “la inacción” del Gobierno regional, que pese a las repetidas reclamaciones por parte de los ganaderos no ha habilitado ninguna línea de apoyo propia. Ha ignorado las demandas de ASAJA, ya desde la ‘Marcha Blanca’ y más recientemente, este mes de marzo cuando protestó frente a las Cortes, de aprobar un paquete extraordinario de ayudas directas, con aportación financiera de la Junta, tal como las que se concedieron en 2009, en una crisis láctea de menor envergadura que la actual, en la que el Gobierno autonómico destinó 6 millones de Europa para proporcionar “un balón de oxígeno” al endeudamiento del sector. Ayudas de minimis que por cierto sí ha concedido el gobierno autonómico navarro (aporta 0,10 € por litro entregado).
Tampoco ha aceptado la administración la puesta en marcha de un plan de abandono voluntario indemnizado, ni la habilitación urgente del seguro de rentas presupuestado en el Plan de Desarrollo Rural, ni la convocatoria de préstamos preferenciales y financiados por el Gobierno autonómico, tal como se ha hecho en Galicia.
Así las cosas, los ganaderos de Castilla y León han quedado en inferioridad de condiciones respecto a los de otras comunidades limítrofes y abandonados a su suerte, “que con el panorama de precios es tanto como dejarlos en el desierto, que parece que es lo que busca la administración, que se extingan para que nadie proteste ni cuestione la ineficacia de nuestros políticos”, apunta ASAJA.