Y el mejor volvió a perder. Van tres años quedándose a las puertas de la gloria mundial con su país. Tres finales en las que su equipo ni él han podido marcar ni un solo gol y en todas nos hemos ido a la prórroga. Traducido en números, 360 minutos y una selección como Argentina no ha sido capaz de meter ni una en la red.
Y muchos culparán a Messi, de que no aparece, de que con su país no hace nada. Que sigan viviendo en su burbuja. Todo amante de este deporte debe de estar agradecido eternamente por poder disfrutar de un jugador así, de un líder silencioso, de un líder con la pelota en los pies. Si Higuaín hubiera metido todas las que ha fallado en las tres finales, todos hubieran coronado a Messi como el mejor de todos los tiempos, sin embargo no las mete ni al arcoíris en las finales. Entonces me hago esta pregunta: ¿Qué Messi sea considerado el mejor de la historia depende de las ocasiones que fallen sus compañeros? Mi respuesta es no. Dejémonos de ser resultadistas, de valorar a alguien o una actuación una vez conocido el marcador. Lo cierto es que Argentina no tiene un plan ni se le espera, Lionel está absolutamente solo y él es una divinidad, pero a esto juegan once, esto no es tenis.
Por ello, valoraré al final de su carrera si es el mejor de toda la historia del fútbol. No es conveniente hablar de una película sin ver antes el final pero, lo que tengo muy claro es que es el mejor que he visto en mi vida, que si juega él, me quedo enganchado a la televisión o en el estadio en el que esté. Lionel Andrés Messi es sinónimo de fútbol, mejor dicho, sinónimo de perfección. A aquel al que le gusta mínimamente este deporte, admira a este pequeñajo que hace diabluras con un balón.
No te acabes nunca Messi, el fútbol te necesita.
Juan Lorenzana Prieto