– Picor, quemazón, enrojecimiento, sensación de cuerpo extraño y lagrimeo excesivo pueden ser síntomas de conjuntivitis causada por el contacto directo con el agua del mar y de las piscinas
– Los especialistas León recomiendan el uso de gafas de sol y de natación para proteger los ojos durante el verano
Además de cuidar la piel, con la llegada del verano también es importante acordarnos de nuestros ojos. Exponerlos a la sequedad del aire y al agua del mar o de las piscinas puede desembocar en diversos problemas oculares, entre los que la conjuntivitis destaca por su frecuencia. La conjuntivitis es una inflamación o infección de la conjuntiva que puede estar causada por virus o bacterias o deberse a una reacción alérgica a agentes irritantes, entre ellos, el cloro y otras sustancias químicas de las piscinas, o la sal y las bacterias presentes en el agua del mar y de los ríos.
Desde el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL), del que forman parte 136 profesionales de León, se enumeran algunos síntomas que alertan de la existencia de una conjuntivitis, como picor, quemazón, enrojecimiento, fotosensibilidad, sensación de cuerpo extraño en el ojo y lagrimeo excesivo. Una de las claves para prevenirla es cuidar la higiene, sobre todo en el caso de los usuarios de lentes de contacto, las personas que padecen ojo seco y, especialmente, los niños.
“El cloro es un desinfectante muy irritante que puede producir conjuntivitis al estar en contacto con los ojos de forma continuada y directa”, apunta Ana Belén Cisneros, secretaria general del COOCYL. Por ello, destaca que siempre es recomendable el uso de gafas de natación, “sobre todo en los niños, ya que son los que más tiempo pasan bañándose y bajo el agua”.
El delegado de la institución colegial en León, Ernesto Prada Presa, insiste en este mensaje, y señala que, además del cloro de las piscinas, la sal del mar “también puede irritar los ojos, por lo que es aconsejable el uso de gafas de natación o de buceo y después, ducharnos”.
Asimismo, advierte de que en verano, al haber más horas de luz, “estamos más tiempo expuestos a los rayos ultravioleta, por lo que si no nos protegemos con unas gafas con filtro solar adecuado nos pueden causar diversos problemas oculares, como ojo rojo, lagrimeo y, en casos más graves, hasta queratitis”.
Del mismo modo, la sequedad del ambiente propia del verano provoca una mayor evaporación de la lágrima y aumenta la sensación de ojo seco, algo que también ocurre con el aire acondicionado.
En definitiva, los mayores enemigos para los ojos durante el verano son el sol, por la radiación ultravioleta; el agua de las piscinas, el mar o los ríos, que puede producir irritaciones e infecciones oculares, y el calor, ya que las altas temperaturas hacen que aumente el uso de aires acondicionados, climatizadores y ventiladores, que incrementan el riesgo de padecer el síndrome de ojo seco.
Seis consejos para prevenir la conjuntivitis
1- Evitar el contacto directo de los ojos con el agua de las piscinas, del mar y de los ríos utilizando gafas para nadar y bucear.
2- No tocar o frotarse los ojos.
3- Lavarse las manos con frecuencia.
4- Cambiar las toallas diariamente y procurar no compartirlas con otras personas.
5- Llevar gafas de sol para protegerse de la radiación ultravioleta, el polvo y otras partículas en suspensión.
6- No usar los cosméticos de otra persona ni demás objetos para el cuidado personal.