En 1931 un jovencísimo Orson Welles, en un alarde de realismo, demostró a la sociedad estadounidense la facilidad con la que se puede manipular a las masas por los poderes fácticos, aunque en este caso quedara relegado al comunicativo, sin duda uno de los más potentes dentro de éstos por su capacidad de condicionamiento sobre el individuo.
A pesar del revuelo provocado, no fue esta su obra más polémica. Si bien lo fueron todas (es lo que tiene intentar despertar conciencias), Ciudadano Kane fue la que puso más en solfa los mecanismos que permiten a personas individuales tener un peso dentro de la estructura de poder inalcanzable para el resto de los mortales, superando en algunos casos la estatal e imponiendo sus criterios apoyados en el poderoso caballero, basado en la persona de William Randolph Hearst.
Se estrenó en 1941.
5 años después, acusado de comunismo en la época de la purga macarthista tuvo que exiliarse a una Europa, que estando aún en guerra, consideró más segura para su integridad que su propio hogar. El personaje al que le había pisado el callo era de temer más que un bombardeo. Empresario y político (y seguramente en este orden) desplegó su inmenso poder gracias al dominio de los medios de comunicación, facilitado por la propiedad de periódicos que le permitieron hacer uso de los condicionamientos que se habían evidenciado en la opera prima de Welles.
A pesar de que el conocimiento general se encuentra más del lado de Welles que de Hearst, hay que reconocer que este último tiene en nuestra ciudad un alumno aventajado en la figura del empresario y concejal Pedro Llamas, que no bastándole los hilos conseguidos gracias a su labor en cierta parte del sector hostelero, ha visto amplificada su influencia en el sector del comercio gracias a las áreas delegadas por el alcalde Antonio Silván, demostrando una preocupante parcialidad a la hora de favorecer al primer sector en detrimento del segundo a pesar de que la concejalía (en principio) lo es tanto para los “amiguitos” como para los que no lo son, ha decidido ocupar plaza en el sector comunicativo, a imagen y semejanza de su siniestro “mentor”.
Podría deducirse un exceso de alarmismo en éstas líneas, ya que supuestamente decide dar el paso debido a las dificultades económicas de Radio Marca y a que según las noticias el único motivo es el deportivo, salvo que las acciones realizadas hasta ahora por el concejal (tramitaciones de apertura en las que se retuercen las normas, conciertos sí o sí donde beneficie a sus “antiguos” socios gracias a la concejalía de fiestas, ninguneo de los reclamantes para que el mercado tradicional mantenga su esencia, apoyado de nuevo por su guardia pretoriana y un largo etcétera) demuestran que el único beneficio que persigue es el personal, con lo que contando con los hechos y con las compañías de las que se rodea en esta nueva aventura, uno Miguel Angel Rodriguez, del que muchos intentan todavía olvidar lo que unos llaman declaraciones, otros rebuznos y por otro antiguo socio del fast food, convierten sus motivos en tan poco creíbles como una hamburguesa del Burguer King baja en calorías.
León Despierta