El Ayuntamiento de León ha recibido en lo que va de año 46 quejas por la presencia de palomas y estorninos, sobre todo por el ruido y excrementos. Las actuaciones del Área de Salubridad se centran en campañas de control de plagas, con las medidas disuasorias para evitar el crecimiento de estas aves como evitar darles de comer o su captura. En los últimos tres años se han retirado más de 3.800 palomas de los edificios, de las que 812 corresponden a 2016.
El Ayuntamiento de León, a través del Área de Salubridad, realiza el control de plagas urbanas. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), se consideran especies plaga aquellas que son capaces de transmitir enfermedades infecciosas para el hombre, causar daños, pérdidas económicas o deteriorar el hábitat y/o incidir en el bienestar, siempre que su presencia sea de forma continua y esté por encima de los niveles considerados de normalidad.
En la ciudad de León la población de palomas ha crecido, si bien no puede considerarse como una plaga. Y es precisamente el alto número de palomas y de otras aves como los estorninos el que provoca también un alto número de quejas de los ciudadanos: 46 en lo que va de año y 43 en 2015. Como dato de referencia, en 2014 se registraron 25 quejas.
La distribución de las palomas en el municipio no es uniforme, existiendo áreas con una mayor carga debido fundamentalmente a la existencia de edificios abandonados donde hacen sus nidos y presencia de alta carga de hostelería y, por tanto, de disponibilidad de alimento.
Las actuaciones que se realizan actualmente desde Salubridad Pública se centran en la atención de las reclamaciones presentadas por los ciudadanos y si es necesario, aplicación de medidas correctoras adecuadas, como instar a los ciudadanos a que no les den de comer y que limpien los edificios en los que anidan. A petición del titular, y si las condiciones del inmueble son adecuadas (seguridad del inmueble, espacios y ubicación adecuadas…), se procede a realizar la captura de las palomas que han colonizado el edificio, mediante la colocación de jaulas trampa. En estos casos, se solicitan los oportunos permisos administrativos y las aves recogidas se entregan a un gestor autorizado. Desde el año 2014 se han retirado de edificios y viviendas un total de 3.808 palomas. En lo que va de año, 812. En 2015 se retiraron 1.768 y en 2014 un total de 1.228.
El impacto de las palomas se deja sentir en plazas públicas, edificios singulares, municipales y comunidades de propietarios, además de ser transmisoras de enfermedades. La invasión del medio urbano como alternativa de hábitat por parte de las palomas conlleva perjuicios en edificios, en el patrimonio artístico y monumental y es causa de molestias para los ciudadanos. El uso de determinadas zonas (balcones, buhardillas, casas abandonadas) como lugar de descanso o de anidamiento, son motivo de denuncia por parte del ciudadano, fundamentalmente derivadas del acumulo de excrementos (palomina) y por ruidos.
Por otro lado, su acción sobre tejados y cubiertas provoca en muchos casos actuaciones de restauración de tejados y fachadas. Igualmente provocan obstrucciones y roturas de canalones y bajantes con los consiguientes problemas de riesgos de goteras en los inmuebles afectados, obstrucciones derivadas de la acumulación de plumas o al posicionamiento de sus nidos. Los excrementos de estas aves, ricas en ácidos fosfórico y úrico, son muy corrosivas resultando un serio peligro para la integridad de los elementos arquitectónicos, especialmente pétreos y metálicos. A todas estas molestias habría que añadir los riesgos de tipo sanitario.