Acudir a una cita médica con frecuencia resulta la ocasión perfecta para escuchar todo tipo de quejas y lamentaciones por parte de los usuarios, muchas veces con razón. Es imposible no sentir impotencia al darse cuenta de que los recortes y los intentos de privatización encubierta han hecho mella en la calidad del servicio y en la experiencia de los pacientes. Ante esto, cabe preguntarse lo siguiente: ¿qué podemos hacer para mejorar esta situación? A nivel estatal, está claro: lo primero, revertir el tijeretazo. Pero ¿y a nivel local? ¿Qué podemos hacer las leonesas y leoneses por nuestra sanidad?
Lo primero que hay que resaltar es que los Ayuntamientos no tienen transferidas competencias en los servicios de salud y sociales. No obstante, en el ámbito de los servicios sociales hay convenios suscritos entre los ayuntamientos y las comunidades autónomas. Quizás en el tema de salud es donde la acción municipal está más dejada a un lado, únicamente reservada a servicios generales de limpieza, abastecimiento de agua, saneamiento, control de contaminación atmosférica (recordemos las recientes medidas del Ayuntamiento de Madrid), evacuación de basuras, cementerios… Es en estos servicios esenciales donde indirectamente el ayuntamiento ejerce una acción en el concepto amplio de SALUD.
La duda, por lo tanto, se mantiene: ¿se puede hacer algo más en lo referente a los Servicios de Salud desde el Ayuntamiento? Aquellos que creemos en una nueva forma de hacer política por y para la gente consideramos que sí. En primer lugar, el Ayuntamiento debe funcionar como una gran oficina de reclamaciones; no en el sentido de denuncia -que también- si no en el sentido de recoger experiencias, apreciaciones y propuestas de mejora. La propia ciudadanía leonesa, como usuaria de estos servicios, sabe mejor que nadie en qué cosas se puede mejorar. Es responsabilidad de todas y todos manifestar nuestro descontento y proponer soluciones y de aquellos que nos representan el escucharlas y hacer algo al respecto.
De entrada, el Ayuntamiento puede promover la comodidad de las personas que acuden a estos servicios, facilitando el acceso a ellos y proporcionar información abundante y adecuada con respecto a los recursos disponibles. Para dar un paso más, la institución debe registrar las deficiencias en los diferentes servicios: horarios, cita previa, listas de espera, falta de personal (sobre todo cuando no se producen las sustituciones en tiempos de vacaciones o bajas del personal), falta de limpieza, escasos recursos materiales (material de cura, vacunas), etc. Una vez confirmadas, estas carencias se pueden trasladar a la gerencia del Área de Salud de León, al Servicio de salud de Castilla y León (Sacyl) y/o, directamente, a la Consejería de Salud.
El Ayuntamiento podría, a su vez, potenciar el Consejo Municipal de Salud, donde estaría representada la sociedad leonesa a través de los sectores implicados: personal médico-sanitario (colegios profesionales, sindicatos), asociaciones de vecinos, asociaciones de gente afectada por diversas enfermedades crónicas (diabéticos, Alzheimer, salud mental, etc.), representantes de la gerencia del Área de Salud de León y el propio ayuntamiento a través de la Concejalía que lleve el área de Salud.
En definitiva, no basta con aducir que la sanidad es una competencia estatal y cruzarse de brazos: se pueden –y deben- realizar esfuerzos para luchar por una sanidad pública, universal y de calidad desde todos los ámbitos y esferas políticas. Existe una forma distinta de hacer municipalismo, y consiste en que la ciudadanía recupere para sí las instituciones, llevando su voz allí donde sea necesario para resolver los problemas que nos aquejan.
Manuel Colinas