Sergio Ramos decide de nuevo un partido loco, que no tuvo nada hasta el golazo de Morata. Ramos es el salvador de la Casa Blanca
Sergio Ramos volvió a lo de siempre. A marcar en el descuento en un partido que se veía muy negro para el Madrid con el 1-2 de Joselu. La primera parte fue para olvidar y la segunda, una locura.
El protagonista de la primera mitad fue un costarricense pero no, no es Keylor Navas. Celso Borges dominó el medio campo a su antojo y llevaba la batuta del juego del conjunto gallego. En el Madrid, tan solo Kroos y Asensio ponían algo más que un simple toque de balón. El todocampista del Dépor también fue actor principal en el área. Dos palos, uno de remate de nueve y otro de cabeza, hicieron temblar la portería de su compatriota, Keylor. Nacho había tenido la suya antes de todo esto, pero no estuvo rápido ante Albentosa. James tuvo un mano a mano que no supo definir ante Tyton. Así transcurría el primer acto, entre el tedio y el sopor. Sin ritmo y sin alma se iba el juego a vestuarios.
Cuando todo parecía que iba a ser igual, Morata tocó la Poke-Flauta y despertó a los ochenta mil de la grada. Un zapatazo de los de antaño, desde la frontal al fondo de la red, imparable para Tyton. Pasado el sesenta, Casemiro hace perfecta la acción del cierre de fútbol sala de toda la vida, sin embargo se confía, Andone se la roba y pasa a Joselu que torpedea la escuadra. Un minuto después, Joselu, de nuevo, batió a Keylor entre las piernas y adelantaba al Deportivo. El público se empezaba a impacientar, con sus jugadores y con el arbitraje. El Real Madrid reaccionaba. Kroos tuvo la igualada, pero estrelló la pelota en el defensa. El encuentro cambió por completo. Un Madrid en avalancha contra un Dépor que se tiraba atrás definitivamente con la entrada de Mosquera por Andone. Garitano pareció gritar: ¡A las trincheras!, y así fue. La precipitación y falta de ideas del equipo de Zidane hizo que los deportivistas manejaran el balón en el momento lo recuperaban y que los jugadores locales se dedicaran a intentar que les pitasen algún penalti, ante la desesperación de la hinchada. Tuvo que ser Mariano, sí, Mariano, quien de un remate inverosímil de cabeza, pusiera el empate a dos. El pique venía caliente de Morata con Sidnei. El central le golpeó y ahí empezó una tangana tremenda en el área de Tyton. El portero volvió a poner otra mano salvadora. Y ahora sí, apareció el de siempre, el del tiempo extra, el salvador de la casa blanca y pesadilla de los demás. Sergio Ramos llegó como un avión a rematar un córner y fusiló la red ante el delirio total de un Bernabéu entregado a la causa ‘Ramista’.
Sergio Ramos puso la guinda a una segunda parte escandalosa, nada que ver con la primera. La locura se apoderó del partido y llegó el espectáculo. El Santiago Bernabéu y Zidane están a buen recaudo con Sergio Ramos, que volvió a salvar un muy mal partido del Real Madrid. Algún día, la fortuna no estará de su lado.
Juan Lorenzana Prieto @juanlp91
Fotografías; Federico Titone @fedetitone