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Publicado por David González Álvarez @DavidGonzlezAl1

Ana Belén, 65 (increíbles) años y 38 películas que recorren como una cicatriz todo el cine español del último medio siglo. De la niña prodigio de Zampo y yo (1965) a la pequeña colaboración en La reina de España (2016). Es por eso, por ser “voz y rostro del cine español a lo largo de sus últimas décadas”, por lo que, en palabras de la presidenta Yvonne Blacke, la Academia le ha concedido el Goya de Honor 2017. La actriz y cantante atiende a los medios enfundada en unos vaqueros y una vaporosa blusa y por muchos periodistas que nos agolpemos en la sala de proyecciones de la Academia de Cine, Ana consigue que cuando le interrogas te sientas bien atendido. Como si lo que acabaras de preguntar fuese lo más interesante del mundo. Lo mejor es que incluso te lo crees.

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Ana Belén con Ivonne Blacke.

¿Este Goya de Honor es una forma que tiene la industria de pagar el olvido al que parece tenerla condenada? 

Me encantaría hacer más cine. Me gusta la relación que se establece en un rodaje haciendo piña. Me gusta a pesar de los madrugones, de las esperas, de los cortes… Me siento con fuerzas para seguir haciendo cine. En doce años [los pasados entre Cosas que hacen que la vida valga la pena (2004) que le valió una nominación al Goya y su último film La reina de España (2016) de Fernando Trueba] no han me han ofrecido nada. Cuando me llamó Trueba me explicó que era un papel muy pequeñito y que había pensado en mí. Es muy poco el tiempo que estuve en el rodaje pero fue estupendo volver a un plató de cine. Me gustaría que me ofrecieran un personaje con matices. No un jarrón. En definitiva el papel que me ofrecerían si fuera un hombre de mi generación.

¿Qué sintió cuando le comunicaron el premio?

Pensé que se habían equivocado. Que no habían localizado a la persona adecuada y por eso me lo daban. Yvonne Blacke me dijo por teléfono que había sido por unanimidad y al oír los aplausos me puse a llorar. Me acordé de toda esa gente que me ha traído hasta aquí. Sobre todo de los que no están.

¿Cómo será su discurso?

Breve. Hay que ser consciente de los tiempos y medirlos muy bien. Luego la emoción a ver por dónde me lleva… Lo que si quisiera es hacer hincapié en toda esa gente que me ha ayudado en mi carrera. Sobre todo los actores con los que he trabajado desde mis inicios. Soy un poco el engarce entre distintas generaciones.

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La actriz durante su encuentro con los medios en la Academia.

Entre sus cinco nominaciones a los Goya destaca la de 1991 como mejor dirección novel por Cómo ser mujer y no morir en el intento, [sobre el best-seller de Carmen Rico-Godoy]. ¿Tan mala fue la experiencia que no le ha apetecido volver a ponerse tras la cámara?

Hay cantidad de gente joven preparadísima para dirigir con una cantidad de problemas increíbles para sacar adelante sus películas, para encajar todas las fichas…¡Cómo voy a pretender decir que quiero dirigir! Sería frívolo. No porque no lo haya pensado o porque no sienta que hay una historia que no se ha contado y que no te voy a decir y que quizás yo pueda contarla. Lo pasé muy bien rodando esa película cuando se me quitó el susto inicial. Me hizo aprender, que es uno de los motivos para seguir en este profesión.

Con una carreta tan sólida en el cine y siendo una de las mejores voces del país apenas ha juntado las dos facetas en la pantalla. Con la excepción de La corte del Faraón y algunos de sus primeros trabajos como Zampo y yo o Al diablo con amor. ¿Ha sido algo premeditado? 

Sí. En el fondo ha sido deliberado. He querido separar la actriz de la cantante. En un momento determinado con una carrera como cantante bastante clara si se unió lo uno con lo otro en La corte del Faraón y ya. No ha sido porque considere que se han hecho malos musicales. Por ejemplo, las dos de Al otro lado de la cama me parecieron estupendas. Eran una forma de hacer cine musical que no estábamos acostumbrados a ver. Si vuelve a surgir haría otro musical.

La nómina de directores para las que ha rodado es impresionante: Jaime de Armiñán, Eloy de la Iglesia, Gonzálo Suárez, Trueba… Sorprende que no se materializara su colaboración con Pedro Almodóvar, tan considerado como buen director de actrices. ¿Qué ocurrió para que se frustrara su trabajo con él?

Con Pedro hubo dos intentos pero no pudo ser. El último fue La flor de mi secreto y yo tenía una gira [del disco Mucho más que dos] firmada por Latinoamérica  y tres días antes me dijo: “necesito que te quedes aquí”. A él le gusta trabajar con ensayos con los actores meses antes del rodaje . Yo me fui y no pudo ser. Ha sido una pena pero espero que aún estemos a tiempo de encontrarnos.

David González Álvarez @DavidGonzlezAl1

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