Qué divina y adivina, era Sara Montiel. Hace muchos años que nos cantó aquella canción de “Y todo a media luz”.
En el caso de la citada canción, la media luz era para dos, pero Sarita se quedó corta, ahora lo de “a media luz” va para todos. O al menos eso creo que es lo que pretenden las industrias eléctricas.
Que digo yo que esas eléctricas que mandan tanto, tendrán que pensar que si siguen así, igual los ciudadanos nos tenemos que plantear volver a las velas, ya que de no ser así, nos quedaremos, nunca mejor dicho, a dos velas.
Da que pensar eso de que el incremento de la luz, precisamente venga en la época anual en la que más se necesita, como también que, precisamente en estos momentos de crisis, se incentive el dar más al que más tiene y dejar en la oscuridad al ciudadano de a pie. Sinceramente creo que las industrias a veces, tiran piedras sobre sus propios tejados. En el caso de las eléctricas, es obvio que de seguir así, nos tendremos que buscar la vida con otra fuente de energía y proponernos ser mucho más cuidadosos a la hora de ahorrar en gasto innecesario. Si los ciudadanos nos concienciamos de gastar solamente lo justo, seguramente estas industrias notarán el bajón y no tendrán más remedio que ofertar precios más justos.
Es injusto que cuando más se necesita la luz, nuestros gobernantes no tengan medios de controlar a las poderosas eléctricas, a no ser, que algunos de ellos, estén inmersos en el meollo de la chispa.
Como ciudadana me da vergüenza y tristeza que estemos pasando por una etapa de retroceso. Que tengamos que volver a la gastada frase de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, personalmente no estoy de acuerdo con la frase en muchas de las facetas de la vida que me ha tocado vivir, pero en algunas, y eso es muy peligroso, vamos para atrás como el cangrejo.
Regüeldo: Estamos pasando por un ciclo convulso en el que será muy necesario tener paciencia, empatía, humor, cultura, respeto, capacidad de autocontrol y sobre todo emplear nuestra inteligencia para racionalizar bien nuestras necesidades y poder autogestionar nuestro ego, pero también pedir con respeto lo que es nuestro, a un precio justo. Y desde luego, los ciudadanos debemos exigir a los entes públicos que sepan usar con equidad y garantías el dinero de nuestros impuestos, de lo contrario apaguémosles sus sueldos.
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.