El Real Madrid mantiene el liderato en un partido malo, donde sacó la fe y el alma para remontar. Detalles individuales y un genio sobre la cancha, Isco, hicieron posible que no hubiera descalabro merengue.
El partido comenzó por el camino de la igualdad. Ambos equipos tenían el balón y llegaban con cierto peligro a las dos áreas. Gaspar tuvo la más clara en un remate desde la frontal en el minuto 10. Pasado el ecuador de la primera mitad y con la ocasión de Benzema, había falta en el remate, en la que se lesionó Asenjo tras una gran intervención, la maquinaria amarilla comenzó a funcionar. No podía el Real Madrid sacar el balón jugado. La superioridad en el centro del campo era manifiesta por parte del submarino amarillo. Hasta 4 o 5 hombres cuando se juntaba Adrián hacían imposible la circulación en el clásico 4-3-3 de Zidane, ya con la BBC al completo. Los locales empezaron a dominar, subieron líneas de presión y llegaban con mucho peligro. Castillejo se tornaba imparable por la banda y Jonathan Dos Santos impredecible que hacía más fácil la labor de Manu Trigueros, imperial en todo el choque. El Madrid se fue al vestuario envuelto en un mar de dudas.
Precisamente, sin cambios de ninguna índole, fue Trigueros quien puso el 1-0 en segunda jugada. Y se animó más todavía el baile. Con Bruno en el eje central comandando de manera brillante todas las operaciones, comenzó a asediar en busca del segundo. Y lo consiguieron. Bruno se la da a Bakambú en profundidad y este no perdonó tras ganarle la partida a un flojo Sergio Ramos en el marcaje. 2-0 y el baño era brutal. Sin embargo, el Madrid marca cuando menos lo esperas. Recién ingresado Isco a la cancha, algo cambió, los merengues comenzaron a tener algo de movilidad. Gareth Bale metía a su equipo en el encuentro tras rematar de cabeza un formidable centro de Carvajal. Y pasado el 70, polémica, lo que le faltaba al partido. Mano más que dudosa de Bruno que viene de un rechace, no corta jugada alguna y el colegiado decreta penal. Expulsa a Escribá del banquillo y Cristiano empata. El milagro había llegado, 2-2, pero faltaba más. De nuevo, siempre él, Álvaro Morata demostró porque debe de tener más minutos. Marcelo se la puso en la cabecita y no perdonó el ex-juventino. 2-3, sí, créanlo, 2-3. Era el volteo de la fe, del gen ganador y de las puntuales acciones de un equipo, regido hoy, por las individualidades tanto internas como externas y por un nombre, Isco Alarcón.
La salida al terreno de Isco fue clave en la mejora del Madrid. Eso, el oportunismo de Bale y la aparición estelar del árbitro hicieron posible la remontada. El Real Madrid, con mucho que mejorar, mantiene el liderato.
Juan Lorenzana Prieto @juanlp91
Fotografías: Twitter: @ToqueSports y @ElDeportivoBA