Juan Martínez Majo apuesta por la promoción de los recursos endógenos de cada zona para crear un tejido económico que permita fijar población
El presidente de la Diputación de León ha participado esta mañana en la Jornada `Desafío Demográfico´ que se ha celebrado en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de León y que ha sido promovida por la Asociación Castellano y Leonesa de Ciencia Regional.
Juan Martínez Majo ha destacado la dificultad de conseguir una solución para evitar el éxodo de las personas que residen en el medio rural hacia las ciudades. Sin embargo, durante su intervención, ha querido poner sobre la mesa líneas de trabajo que apuestan por fijar población en las entidades locales menores. “Líneas de trabajo que desde la Diputación entendemos fundamentales y que en el Ayuntamiento de Valencia de Don Juan hemos seguido en las dos últimas décadas”, explicó.
Según el presidente de la institución provincial, es necesario poner en valor el significado de vivir en el medio rural, “de defender las ventajas de ser de pueblo”, sin olvidar las dificultades que ello implica, sé de la necesidad de dotar de los servicios básicos y fundamentales a los vecinos de cada núcleo. “Para ello, desde la Diputación, apostamos por políticas activas encaminadas a generar economía para fijar población, de forma paralela al despliegue de los servicios que demanda los leoneses del medio rural para que no se sientan ciudadanos de segunda”, afirmó.
Para conseguirlo, según Majo, es importante seguir apostando por continuar poniendo en marcha iniciativas para mejorar los casi 1.400 pueblos de la provincia. Así, explicó que la Diputación de León cuenta con los Planes de Cooperación, el Plan de obras en los municipios, Planes de obras en juntas vecinales, Plan de mejora de los centros escolares, Plan de mejora de los cuarteles, el nuevo Plan de Escombreras y los Planes de conservación y mejora de la Red de Carreteras. “Todos ellos, iniciativas que generan empleo y riqueza en el territorio, al mismo tiempo que se modernizan las infraestructuras”
Además, el presidente de la Diputación ha hecho referencia al gran reto al que se enfrenta el área rural de la provincia, junto a las comunicaciones por carretera, y tan importantes como éstas en el siglo XXI, como es el despliegue de las telecomunicaciones, “entendiendo que las nuevas tecnologías son una oportunidad, el medio para asentar proyectos, para conectar a la globalización a los vecinos de nuestros pueblos”.
Pueblos que, además de la puesta en marcha de planes de empleo o de ayuda a los emprendedores que creen en el medio rural, requieren servicios para una población cada día más envejecida. “Queremos que nuestros mayores se queden en sus pueblos, donde tienen sus raíces. Por ello, ofrecemos ayuda a domicilio, teleasistencia, así como servicios sociales específicos desde los 25 CEAS implantados en la provincia”.
“Sin servicios, los pueblos cierran, la provincia cierra. Y entendemos, como gestores de lo público, que no todas las localidades pueden contar con todos los servicios. Tenemos que ofrecer un sistema de transportes para que nuestros mayores puedan desplazarse a las cabeceras de comarca o a la ciudad. Y es ahí, en esas cabeceras de comarca donde deben ofrecerse servicios completos y de calidad, bien sean sanitarios, educativos, culturales, comerciales… Reforcemos los núcleos intermedios, cabeceras de comarca desde las que se debe trabajar en el aprovechamiento de los recursos endógenos”, explicó Majo.
Por otro lado, y poniendo como ejemplo su experiencia como alcalde de Valencia de Don Juan, ha explicado que “la clave de su crecimiento se encuentra en ese aprovechamiento de los recursos que tenemos a nuestro alrededor, al mismo tiempo que creamos un pueblo para las personas, para los vecinos de Valencia de Don Juan y del Sur de León, con servicios que posibilitan fijar la residencia”, recordando que en cada zona hay singularidades que hay que promocionar.
Los expertos dicen que el problema de la despoblación es irreversible. Que, desde el punto de vista estratégico, la situación es francamente complicada, porque los estudios académicos fijan el punto de no retorno por debajo de los 15 o 20 habitantes por kilómetro cuadrado, y en el caso de Castilla y León está en los 27. “Una de las consecuencias de la pérdida de habitantes es que las personas que viven en zonas despobladas se sienten ciudadanos de segunda. Nuestra tarea es revertir ese sentimiento, luchar contra esa dinámica y evitar que se silencie un problema contra el que luchamos cada día”, afirmó antes de concluir que “se trata de una tragedia de intensidad muy reducida, porque afecta a poca gente, a la que tenemos la obligación de dar visibilidad ante la opinión pública. Se lo debemos al medio rural y a las generaciones del futuro, porque creo en las raíces, en el sentido de pertenencia a un pueblo dentro de un mundo abierto. No al vaciamiento de nuestros pueblos”.