La Plaza del Grano perderá el verdín característico.
El Ayuntamiento está culminando la fase 2 del proyecto de remodelación de la Plaza del Grano, ejecutando en la calle Escurial, frente a la puerta del albergue de peregrinos, una muestra de cómo será el pavimento empedrado que, previa demolición del existente, acabará cubriendo la plaza según la fase 3 del proyecto del arquitecto Ramón Cañas. El resultado salta a la vista: un pastiche de mal gusto ejecutado sin criterio.
La “muestra” lo es sin duda de la incapacidad del contratista y de la dirección facultativa para rehabilitar la Plaza del Grano. El resultado era previsible: ni la empresa constructora (D. Cueto), ni las arquitectas del ILRV responsables de la dirección de obra junto con Ramón Cañas, tienen los conocimientos necesarios para abordar con éxito la rehabilitación de la plaza del Grano, pues poco o nada saben de restauración monumental. No tiene ningún sentido adjudicar a una empresa de obra civil una intervención que requiere personal especializado con experiencia acreditada en obras de restauración.
En la zona de muestreo se puede comprobar cómo el Ayuntamiento ha eliminado el pavimento tradicional hecho con cantos de río y tierra cruda (tierra vegetal que hay que aplicar cribada y limpia) por un pavimento que mantiene los cantos pero que utiliza para su agarre cemento gris, arena y áridos. Los morrillos se han asentado sobre una base de zahorras para salvar el desnivel provocado por la construcción intencionada de las nuevas aceras 20 cm por encima del empedrado tradicional. Además, las piedras se están colocando sin selección (las más grandes deben ir en las limas) y sin seguir el criterio adecuado (hay que ponerlas de canto dejando a la vista la cara plana más pequeña). Y que nadie se engañe, si se suprime el geotextil y el mallazo, previstos en el proyecto inicial, no es por cuestiones técnicas (no se ha presentado un reformado para justificar el cambio) sino para abaratar la obra e incrementar el beneficio del contratista.
Con el pavimento de Cueto, Cañas y las arquitectas del ILRUV en la plaza no crecerán ni los cardos. Sin su característico verdín la plaza del Grano perderá el encanto y buena parte de su belleza.
Si el objetivo del Ayuntamiento fuera realmente recuperar el empedrado que se rehabilitó en 1989, no tiene porque levantarlo en su totalidad, ya que a pesar de la falta de mantenimiento y del parcheado agresivo hecho con cemento, ha conservado un estado bastante bueno en la mayor parte de su superficie. Sólo necesita reponer las partes que se han perdido y eliminar los parches.
Es cierto que en 1989, después de 200 años de uso, se levantó todo el empedrado; pero entonces se encontraba en muy mal estado de conservación. Sin embargo, se recuperó la planta del XVIII y se mantuvo la configuración del pavimento existente; se siguieron las mismas líneas de desagüe y después de un estudio sobre el terreno, se optó por emplear la misma técnica que usaron nuestros antepasados: tierra cruda y cantos de río con pequeñas adiciones de cal, usada en distintas proporciones y aplicando las mezclas amasadas o en seco según lo requiera la ejecución de las distintas partes del empedrado.
Avanzado el expolio nos seguimos preguntando: ¿qué intereses puede haber en destruir la única plaza que queda de estas características?
Al menos, nuestros antepasados construían encima de lo construido permitiendo que generaciones posteriores descubrieran y estudiaran los restos de las obras realizadas en cada momento de la historia. Ahora, D. Cueto, Cañas y las arquitectas municipales, destruirán el empedrado tradicional y elevarán el nuevo 20cm por encima del nivel actual, destruyendo también, con la adición de nuevos materiales de base, la plaza terrera que ha servido de asiento a la pavimentación hasta nuestros días. La imagen de la plaza ya no será la misma; ya no lo es, al haberle colocado nuevas aceras de dimensión injustificable, hechas con losas cortadas en serie, con basto apunterado en su cara vista, con un lecho liso por el corte mecánico que no se agarra al mortero de sujeción y que, en poco tiempo, mostrará el mismo deterioro que presentan, año tras año, las calles de la ciudad pavimentadas con este tipo de losas.
Desde esta Plataforma seguiremos pidiendo respeto por la arquitectura vernácula de la plaza del Grano, la plaza hecha por y para el pueblo, y seguiremos denunciando que su empedrado se sustituya por la mal llamada -a los resultados nos atenemos-, arquitectura “culta”. La arquitectura vernácula es el testimonio de la cultura popular, conserva materiales y sistemas constructivos regionales de gran adecuación al medio, por lo que constituye un patrimonio de enorme diversidad y de vital importancia para definir la identidad de los pueblos. Este patrimonio etnográfico debe ser protegido y conservado, y así lo exige la legislación autonómica, estatal e internacional que protege el Patrimonio Cultural. Pero en contra de la razón y de las leyes, en León se destruye la Plaza del Grano, por el capricho ignorante de los que gobiernan,… y de los que callan.
Plataforma “Salvemos la Plaza del Grano”