Había huellas de tantas pisadas en aquella página…, que tuvo que acomodarse en el recodo de la imaginación para seguir la senda que llevaba a su personaje favorito. En un recoveco de la narración, aparecían versos esparcidos así, como semillas iniciando su ciclo vital, a punto de besar el aire. La novela transcurría por vericuetos oscuros en alguno de sus capítulos, pero eso la hacía, aún más hipnotizadora. También había páginas en las que se construían o de-construían ápices de almas. Fuera como fuera, estaba atada a las páginas como una devoradora ávida, como un hacedora o des-hacedora de secretos. No podía dejar de leer, la novela la había poseído… ¿O era ella, la que había poseído a la novela?
Leer es un acto de creación, de liberación, de aceptación, de reciclaje, me atrevería a decir que hasta es un acto de rehabilitación. Leer es un refugio, donde el lector, los personajes y el autor, están bajo cubierto, viven en una armonía lúdica que les protege de las inclemencias del mundo exterior. Leer es un refugio seguro, aunque fuera, en el exterior, caigan chuzos de punta, y la punta sea atómica. Leer es el refugio que cada lector crea a su medida, donde logra independizarse de lo cotidiano y se aísla de la rutina. Comenzaba este párrafo diciendo que leer es un acto de creación, ya que cada lector va haciendo suyo el libro que tiene en sus manos, lo moldea a su gusto, según sus propias necesidades. Cada lector va surcando nuevos caminos en las páginas de un libro. El mismo libro, es totalmente distinto para cada lector. Aquí quería llegar, y es que poder reunirse unas cuantas personas en torno al mismo libro, y comentar lo que han aprendido, lo que han disfrutado, lo que han vivido, lo que han creado en torno a este libro cada uno, es un lujo, es una degustación distinta para cada lector, porque cada uno lo degusta con su propio paladar.
Mordida existencial: Vaya esta mordida de existencia para todos los compañeros del Club de Lectura de Veguellina de Órbigo y aledaños “Río Órbigo”. El pasado viernes, clausurábamos una nueva etapa de nuestro club. Nos reencontraremos en octubre. Para todos los compañeros y para su hacedora, nuestra querida y laboriosa bibliotecaria Helena García Fraile, un feliz verano y una buena lectura para el estío. Hace cuatro años ya que iniciamos esta marcha en conjunto y nos ha dado momentos extraordinarios. Es un placer y un lujo, poder compartir en el Club de Lectura “Río Órbigo” los placeres de la lectura y de la amistad. ¡Felices páginas!
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.