En casa de Samir les esperaban con los brazos abiertos. Hala había preparado unas buenas viandas para celebrar la vuelta de su hijo a casa, pasado el susto del incendio en el bosque. Después de los saludos y abrazos, se pusieron alrededor de la mesa, también estaban invitadas Clotilde con su hija Julia y hasta habían localizado al anticuario en donde Samir trabajaba media jornada.
El ambiente se hizo cálido y lleno de la poderosa energía que trae la vida cuando nos da la mano y nos acompaña por caminos sin maleza.
Menos mal que Ahmad es grande y poderoso, de lo contrario no hubiera llegado conmigo en brazos hasta donde pudieron ofrecernos ayuda. A Samir le brillaban los ojos de gratitud. Hala abrazó llena de ternura a Ahmad, luego hizo lo mismo con Samir.
Kaled sonriendo comentó: Está bien tener un hermano que además de ser un buen matemático, es grande y fuerte, siempre nos sentiremos bien arropados cerca de él.
Julia miró con chiribitas en los ojos a Ahmad. En su corazón, se fraguaban volantes de alegría cada vez que veía al joven más guapo que ella había tenido cerca. Debo tranquilizarme, me van a notar la emoción.
A su vez a Ahmad, le llegaban las vibraciones de los latidos del corazón de aquella joven con ojos de mar. Tenía que hacer algo, decirle lo que le pasaba cuando ella estaba delante. Si hoy tenía ocasión, no dejaría de pedirle una cita para tomar un café o sentarse en el parque, y allí intentar comunicarle sus sentimientos.
Hala, que albergaba en su corazón la ilusión de que el muchacho, se fijase en su hija Ghada, sucumbió ante los sentimientos que los ojos de ambos mostraban y ante la emoción que se dedicaban mutuamente. No era la primera vez que les veía encandilarse cuando estaban cerca uno del otro. Tendría que desistir. Además su hija Ghada, tenía mucha personalidad y no iba a dejarse aconsejar muy fácilmente. Suspiró y se centró en servir y en comer, así como también en disfrutar de aquel momento que le brindaba la vida.
Mordida existencial: Siguen llegando en condiciones deplorables, personas a las costas del sur de España. Siguen cortando sus raíces y alejándose de sus familias, como lo haríamos cualquiera de los que estamos en el lado bueno, si estuviéramos en el lado malo, buscando maneras de vivir, como diría Rosendo. ¿Qué maneras de vivir se encuentran?
Manuela Bodas Puente –Veguellina de Órbigo.