Tuve en mis manos, / el ritmo, el pulso, el vuelo / de las palabras, de los sentidos / que se me colaban en los poros / de la respiración. / Respiración es magia. / Magia es la vereda / por donde discurren los verbos, / verbos que nutren el latir de las cosas. / Las cosas de la vida, / las cosas de la razón, / del color que supuran / los poetas en el Ágora de la Poesía. / En los renglones de las bocas, / que acuden a compartir el magma, / el mismo magma de las oraciones / escritas con la tinta de la vida, / en esos renglones, se conecta / el ser con el ser. La magia / de las partículas amatorias, / pulula en la bóveda atómica / de las salivas que nutren / el río de poemas que allí, / en el Ágora, van a dar / a la luz declina obligada. / Hoy no quiere irse la luz. / Es último viernes de mes. / Es Ágora de la poesía, / es la energía del alma, / sobrevolando las piedras del anfiteatro, / y el sol, quiere escuchar palabras. / Palabras que van a dar a los versos. / Versos que van a dar a la luz.
Cada último viernes de mes, en León, a la diez de la noche, se abre el Ágora de la Poesía, para todo el que quiera oír y dejarse oír aupado por los versos. Esta plataforma de vida que es el Ágora de la Poesía, se la debemos a poetas que quisieron compartir y departir sus versos, hoy, el anfiteatro de San Marcos, está lleno de poemas, y además suenan maravillosamente bien los versos de los jóvenes que acuden a sembrar palabras. Da gusto escuchar a los jóvenes poetas, humildemente creo que hay mucho futuro para la poesía, y en eso tienen mucho que ver todos los actos donde la poesía muestra su fuerza rica y buena. El futuro de la poesía en León tiene y tendrá mucho que ver, que cada último viernes de mes, aumente el número de poetas jóvenes locales y los que vienen de lejos. En el presente, Ágora de la Poesía, ha puesto de moda a los poetas, a los poemas y a todo lo que tiene que ver con la sustancia de vida, porque en realidad, eso es poesía, sustancia de la vida.
Mordida existencial: Acercarse a escuchar poesía, es un acto de respeto hacia uno mismo, en el anfiteatro de San Marcos, cada último viernes de mes, se respira respeto y sentimiento por doquier.
La mordida existencial, esta vez va para Ramiro Pinto, que pinta y bien pinta en este marco de cultura, para las dulceras que nos deleitan con sus bizcochos, el chocolate caliente, pastas y la alegría con la que nos agasajan, para el o los encargados de la iluminación, de la megafonía, para todos los poetas que nutren el vientre sagrado de las palabras, y también para una escritora, poeta y amiga, que hace muchos años que conozco y ha sido una gran compañera, esta persona no es otra que Mercedes G. Rojo. ¡Larga vida al Ágora!
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.