Y se pueden contar casi 8000 familias de la ciudad que no tienen ningún ingreso. Estos son solo los datos oficiales, por tanto la situación puede ser incluso más grave.
Frente a esto la cifra de parados y paradas permanece alrededor de las 15.000 personas en la ciudad de León. Una situación gravísima que se hace insostenible si formas parte del 53% que ya no tiene ingresos o eres familia monoparental. Es necesario que los Ayuntamientos respondan a este drama apliquen exenciones, bonificaciones o facilidades fiscales y en las tasas municipales para este colectivo y los jubilados y viudas que reciben pensiones mínimas o no contributivas. Además de mediar para evitar los desahucios de sus viviendas a estos leoneses y leonesas desamparados ante los bancos.
Proponemos por tanto que se revise la posibilidad de aprobar exenciones entre el 75% y el 100% a las tasas municipales de agua, basura y transporte público a desempleados, unidades familiares sin ingresos, mujeres cabeza de familia monomarental y pensionistas que no llegan al SMI.
Del mismo modo es fundamental que se revisen para dar progresividad por tramos según el valor de las viviendas al IBI, no por el nivel de ingresos de los propietarios dado que eso es ilegal, y el resto de impuestos municipales así como elevar una exención del 100% en el pago de tasas de todo tipo mientras mantengan la situación de desempleados sin ingresos o dentro del Plan Prepara.
Por si alguien considera criticable que se tomen estas iniciativas porque un parado lo es por no buscar trabajo le recomendamos que valore tres cuestiones. La primera que no comer es el mejor incentivo para buscar un medio de subsistencia y 426 euros no llegan para cubrir estas necesidades, que no es casualidad que los juzgados de León hayan desahuciado una media de tres familias al día desde el inicio de la crisis, manteniéndose ese ritmo este mismo año, y la tercera que si consideramos seriamente los efectos de la última reforma laboral necesitamos una reforma empresarial que dote a León y el resto de España de verdaderos empresarios, que contraten cuando lo necesitan y dejen de vivir a costa del erario público y las ayudas oficiales. Resumiendo, de los impuestos de la gente a la que despiden.