El Consejo de Gobierno ha autorizado esta mañana la contratación de las obras necesarias para finalizar la modernización del regadío en el sector VIII del Canal del Páramo. Con la realización de estos trabajos, a los que se van a destinar 4.338.666 euros y tendrán un plazo de ejecución de 24 meses, se finalizará la renovación completa de las estructuras productivas de este sector, para que puedan aprovecharse completamente estos medios por las explotaciones agrícolas. Esta cuantía permitirá la construcción de una red viaria de acceso a las parcelas de 97,8 kilómetros, la creación de más de 85,4 kilómetros de desagües, la eliminación de acequias del antiguo sistema de riego y obras de restauración del medio natural.
Las obras que se llevarán a cabo en esta zona consistirán en la creación de una red de caminos de 97,8 kilómetros que permitirán el acceso a las parcelas concentradas y servirán de vías de comunicación entre núcleos rurales limítrofes o cercanos, así como la construcción de más de 85,4 kilómetros de desagües. Se eliminarán, además, 10,5 kilómetros lineales de las acequias del antiguo sistema de riego y 4.115 metros cúbicos de otros elementos de la red de riego.
Además, esta actuación incluye una serie de medidas ambientales como la plantación de 3.250 frondosas y coníferas en 8,1 hectáreas y la recuperación de canteras en tres zonas de extracción con una superficie de 8,5 hectáreas.
La concentración parcelaria realizada en esta zona abarca 2.360 hectáreas de superficie que pertenecen a 708 propietarios. Estos terrenos se ubican en los municipios leoneses de Urdiales del Páramo, Bustillo del Páramo y Villalaza. Las parcelas han pasado de ser 1.984 antes de la concentración parcelaria, con una superficie media de 0,84 hectáreas, a 815 fincas de reemplazo con un tamaño medio de 2,94 hectáreas.
Beneficios de la modernización del regadío
Entre los principales beneficios que conllevan la modernización del regadío de una zona está la optimización del uso del agua, permitiendo hacer frente con mayores garantías a las circunstancias de escasez de recursos disponibles. Se estiman ahorros medios en el uso de recursos de entre un 20 y un 25 %.
Además, para mejorar la competitividad y rentabilidad de las explotaciones agrarias, los costes para el riego con presión se reducen en las zonas modernizadas un 35 % respecto a las zonas sin modernizar. La modernización contribuye activamente a la regeneración en el campo, ya que las incorporaciones de jóvenes en las zonas modernizadas son un 80 % superiores a las que se producen en las zonas sin modernizar.
El regadío modernizado permite diversificar las alternativas de cultivo, principalmente porque pueden realizarse otros cultivos más asociados a la transformación agroindustrial. Esta posibilidad de adaptación de las producciones a las necesidades del mercado permite mejorar y garantizar la competitividad de las explotaciones agrícolas.
Es fundamental la contribución del regadío a la mejora de las condiciones ambientales del medio rural, ya que, además del ahorro de agua, las infraestructuras de riego modernizadas permiten una reducción de la contaminación difusa que puede cifrarse por ejemplo en una reducción del abonado nitrogenado de entre un 25 y un 30 %, que además de ser un ahorro de costes importante, reduce la carga contaminante que llega a las masas de agua. En esencia, el ahorro de agua, junto con el efecto sumidero de CO2 que suponen los cultivos de regadío, hace de las modernizaciones de regadío una herramienta eficaz para luchar contra el cambio climático.
Por estos motivos, la modernización de los regadíos se configura como una de las medidas imprescindibles para el desarrollo rural, no solo porque permite garantizar la viabilidad de las explotaciones para el futuro, sino porque además tiene un efecto de interacción con otras actividades, como la industria agroalimentaria, lo que permite generar empleo y actividad económica y fijar población en estos entornos.
Los beneficios de la modernización del regadío convierten estas obras en las actuaciones prioritarias incluidas en el mapa de infraestructuras de Castilla y León, que contempla la modernización de 40.000 hectáreas de regadíos tradicionales, a las que se van a destinar inversiones cercanas a los 300 millones de euros.