El estudio realizado por la Universidad de León demuestra que cuando las perdices pueden escoger pareja, mejora su bienestar y se garantiza su productividad.
Un artículo publicado en la revista ‘Applied Animal Behaviour Science’, dentro de la Tesis Doctoral de Raquel Prieto, que fue defendida en la Universidad de León (ULE) en 2008, ha demostrado que ‘emparejarse libremente’, también en cautividad, conlleva efectos positivos para las perdices.
Para ello se estudió el comportamiento y producción de huevos en dos grupos. El primero estaba integrado por perdices emparejadas ‘al azar’ o de modo forzado, en las que las hembras no podían escoger a los machos. El segundo sin embargo estaba formado por perdices emparejadas ‘de forma libre’, en las que las hembras habían escogido a su pareja entre un grupo de 4 machos de perdiz.
Los resultados mostraron que cuando la hembra pudo escoger a su pareja, el número de huevos puestos y su fertilidad no se resintieron, e incluso las hembras emparejadas libremente comenzaron a poner huevos varias semanas antes en comparación con las hembras emparejadas de forma forzada. Además, se observó una reducción en el número de agresiones (ya publicado en otro artículo), lo cual no hace sino apoyar la utilidad de éste método.
RESULTADO DE GRAN INTERÉS PARA LA CRÍA EN CAUTIVIDAD
Los autores de La investigación, (Raquel Prieto, Carlos Sánchez-García, Emilio J. Tizado, Marta E. Alonso y Vicente Gaudioso) apuntan que aunque la implantación del ‘emparejamiento libre’ supondría una inversión en las granjas, es posible que esta inversión se compensara por la mejora en el bienestar y la garantía de producción de las perdices criadas en cautividad.
Hay que recordar que la perdiz roja (Alectoris rufa), es la reina de la caza menor en España y, como consecuencia del gran descenso de sus poblaciones en las últimas décadas, su cría en cautividad está muy extendida, con una estimación de 4-5 millones de perdices producidas en nuestro país cada año, siendo su principal destino la caza y la repoblación de los cotos.
En las granjas, uno de los problemas se encuentra en la reproducción, dado que las parejas se forman ‘al azar’, sin que la hembra tenga la opción de escoger a su pareja, lo cual conlleva problemas de bienestar por las agresiones que pueden producirse, que incluso pueden ocasionar la muerte de las perdices si no se actúa a tiempo.