De este porcentaje, más de la mitad tiene 80 años o más.
El sentimiento de soledad se trata de una problemática común entre los colectivos atendidos por la Organización
Cruz Roja lleva actuando ante el problema de la soledad desde hace más de treinta años, no sólo con las Personas Mayores sino con otras muchas que están en situación de exclusión social.
La soledad se percibe socialmente como un problema exclusivo de las personas mayores. Pero esto no se corresponde con la realidad. Muchas personas experimentan acontecimientos a lo largo de su vida, que pueden interrumpir sus conexiones sociales (la maternidad joven, el desempleo, la aparición de problemas de movilidad o dependencia, la jubilación, el hecho de que los hijos abandonen el hogar, el duelo por un ser querido, el divorcio, la emigración, entrar en situación de pobreza, etc) pueden ocasionar una pérdida de contacto con el entorno.
En el último Boletín nº 15 sobre Vulnerabilidad Social de noviembre de 2017, más del 26 por ciento de las personas atendidas por Cruz Roja vive sola. De estas el 72,4 por ciento son mujeres y el 27,6 por ciento hombres. Y se destaca que más 51 por ciento tiene 80 años o más.
Varios son los factores que provocan situaciones de soledad, la violencia de género es uno de ellos. También, la edad aumenta la posibilidad de vivir en soledad. Se ha observado en los últimos años un incremento de los hogares unipersonales en personas de 65 y más años, aunque las proporciones son más bajas que en otros países europeos. En España, la proporción de mujeres mayores que vive en soledad supera a la de hombres (2015: cerca del 29 por ciento frente a 14 por ciento).
La soledad, es, por tanto, una problemática común entre los colectivos atendidos por la Organización, que manifiestan dificultades en sus relaciones sociales y experimentan en una u otra forma situaciones de soledad.
La soledad de las personas mayores
Las personas mayores son una prioridad para Cruz Roja. Cada año, la Organización atiende a cerca de 243.000 personas a través de diferentes proyectos encaminados a paliar la soledad, prevenir el maltrato, el abuso o la negligencia, fomentar un envejecimiento activo o favorecer la autonomía de las personas para permanecer en su entorno habitual, entre otros.
Cruz Roja tiene una amplia trayectoria en relación a la prevención de la soledad de las personas mayores, conoce la situación de este sector de la población, sus necesidades y dificultades, su potencial y sus posibilidades. Y actúa para evitar cualquier tipo de situación de exclusión social pero también cuando estas se producen.
Por ello, la Organización tiene en marcha un nuevo proyecto “Red Social para la Personas mayores: Enrédate” cuyo objetivo es reducir la soledad y el aislamiento involuntario de las personas mayores de 65 años que no disponen de una red social acorde a sus necesidades.
Para ello, se hace uso de las nuevas tecnologías con las que las personas pueden estar en contacto con sus familiares y hacer nuevas amistades entre participantes del proyecto. La meta principal es que la persona mayor pueda incrementar y afianzar su red social y darle soporte emocional, personal y preventivo. De este modo, se intenta reducir su sentimiento de soledad y el aislamiento involuntario.
Para lograrlo, el proyecto se basa en tres líneas de actuación fundamentales: Actividades de información y destinadas a la adquisición de aquellos conocimientos técnicos necesarios para reducir la soledad y el aislamiento; entrega y préstamo de aquellos recursos materiales (necesarios para reducir el aislamiento y el sentimiento de soledad, concretamente entrega de productos tecnológicos, fundamentalmente tablets) y económicos para reducir las vulnerabilidades relacionadas con la soledad; y actividades formativas para la adquisición de competencias personales que fomenten la participación de la persona en la mejora de su propio problema y fortalezca su red social.
En el año 2017, más de 35.500 personas mayores (27.000 mujeres y 8.500 hombres) han sido atendidos en el proyecto de Enrédate.
La clave del trabajo de Cruz Roja, tanto en este cómo en cualquiera de los demás proyectos, está en la participación del voluntariado, que constituyen el soporte mayoritario, ayudando a evitar el aislamiento de la persona y propiciando un nexo con la comunidad. Las personas voluntarias son una fuente de escucha, de contacto humano y referente comunitario de la intervención.