Los últimos acontecimientos en relación con la “Operación Enredadera” que han afectado en gran medida a la provincia de León, han traído a la política municipal leonesa el auténtico esperpento de comprobar como el partido Ciudadanos que enarbolaba la bandera de la dignidad y la honradez, resulta que mantiene en sus puestos a dos imputados, el diputado provincial y concejal en el Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo y al asesor del propio partido en la Diputación, sin que hayan tomado ninguna medida efectiva contra los mismos y que, no nos cabe duda, siguen cobrando religiosamente por sus cargos a día de hoy y pretenden con su portavoz en el Ayuntamiento de León, Gemma Villarroel, mantener un auténtico postureo cara a la galería exigiendo al Partido Popular en el Ayuntamiento de León lo que ellos mismos no cumplen y sin que la supuesta ruptura de pactos en la práctica no sea más que un auténtico brindis al sol. Debemos recordar que por el contrario de la citación del concejal del Partido Popular para declarar en septiembre en los Juzgados de León , los dos representantes antes citados de ciudadanos fueron llevados desde el primer momento detenidos a Badalona donde se instruyen las actuaciones principales, por lo que la diferencia entre unos y otros, a priori desde el punto de vista jurídico, resulta sustancial.
Todo ello lo que demuestra es que si la corrupción estaba institucionalizada en todo el Estado en las filas del Partido Popular, no es menos cierto que el partido Ciudadanos, en los pocos sitios en los que ha tocado poder (Ayuntamiento de Arroyomolinos y León sin ir más lejos), se ha mostrado como un partido con las idénticas prácticas que el Partido Popular y desde luego, las labores de postureo y verborrea de la representante de ciudadanos en León no mitigan la consideración de otro partido corrupto, con la gravedad de que sus cuotas de poder son mínimas, y allá donde lo han tocado florece la corrupción.
Desde UPL exigimos una mínima coherencia que se debe de exigir a cualquier partido mínimamente democrático y que no se pretenda engañar a los leoneses para intentar ocultar la realidad de su propia corrupción.