No es suficiente con anunciar un teórico rescate, la línea estrecha necesita inversiones urgentes y personal para no seguir arrasrando por el barro un servicio clave para la provincia de León.
Lo exigimos porque provocar que un convoy no transporte pasajeros, como ocurrió el viernes pasado, porque el calor es insoportable en los vagones es caer a un punto mucho más bajo que el cúmulo de catástrofes sufridas por el servicio desde que empezó la supuesta integración en León. El abandono y deterioro provocado por la propia Renfe y el Ministerio ha pretendido justificar el cierre de la línea hasta el momento, una decisión política que cada día está más clara y no tiene porqué cambiar con el nuevo gobierno dado que la crisis empezó con el gobierno Zapatero.
Se ha llegado a un punto de no retorno sino se toman medidas ya, de otro modo seguirá el proceso de expulsión de los usuarios de los pueblos que disfrutaban de un servicio que ya no vertebra la zona oriental de la provincia, en favor de las empresas privadas de transporte por autobús.
Actúa apuesta por la defensa del tren convencional y la vía estrecha, como transporte de referencia para vertebrar la capital con toda su área metropolitana y el resto de la provincia y limítrofes. Apostamos por un modelo ferroviario público que permita el transporte de mercancías y generar riqueza, así como empleo en toda la provincia. En cambio vemos que se está desmantelando la red pública ferroviaria que une la capital con el resto de comarcas de la provincia, liquidando un recurso fundamental para el desarrollo económico como el transporte de mercancías, pero lo que interesa es el AVE.
Igualmente queremos recordar que la integración en León no puede desligarse del abandono que sufre toda la línea. Todos los días se suspenden entre dos y tres circulaciones a favor del uso de autobuses. Se dejan en tierra grupos enteros como fruto del sabotaje programado a la línea y al mismo tiempo se potencia el transporte privado de viajeros. El sobrecoste correspondiente, a pesar del cero contrataciones por mucho que se anuncie lo contrario y el menos cero en inversiones y mantenimiento, incrementa el déficit: que finalmente puede justificar el cierre de la vía estrecha en León: esto debe quedar claro.
Reiteramos para que se entienda mucho mejor. La empresa aduce que les falta personal y material para dar el servicio, ahora no hay ni aire acondicionado, al mismo tiempo que no hace absolutamente nada para solucionar el problema. Mientras tanto se está dejando tirados a viajeros y viajeras en las Estaciones todos los días: se está expulsando del servicio a sus usuarios. A RENFE y ADIF solo les interesa conservar los trenes turísticos y para potenciarlos no necesitan que la línea llegue a León ni mantener el personal que ahora trabaja para la vía estrecha en la provincia. Estamos ante el desmantelamiento de un servicio público para convertirlo en una atracción turística a precio de oro mientras se potencia a empresas privadasde transporte de viajeros. Una cuestión que debe cambiar el nuevo gobierno si pretende ser creíble.
Lo que se ha descrito más arriba son hechos, las palabras hace mucho tiempo que se las lleva el viento si hablamos de FEVE. El día que el gobierno decidió sacrificar el soterramiento de la vía en la ciudad de León, para derivar la inversión en favor de un tranvía que jamás se ejecutó empezó la cuenta atrás para toda la línea.
Recordamos que los pasos iniciales para integrar RENFE y FEVE en la ciudad partieron de un consenso social que han dinamitado desde el PP y el PSOE cuando les ha convenido: dos de los puntos fundamentales eran conservar el empleo y la centralidad de las estaciones. En el caso del tren convencional el empleo ha sido masacrado a base de recortes en el servicio, cesiones ilegales de trabajadores, no renovación de contratos y privatizaciones. La FEVE simplemente está condenada a desaparecer en estas condiciones.