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La celebración del pleno extraordinario del Ayuntamiento de León ha dejado en la jornada de hoy una penosa estampa. Se ha desperdiciado una magnífica oportunidad de devolver la confianza de las y los leoneses en sus instituciones.

Sin embargo, el equipo de Gobierno de Antonio Silván ha preferido mantener el sillón a toda costa, después de que las escuchas de la UDEF dejaran en evidencia su servilismo hacia Ulibarri, de una forma además que sólo puede calificarse de patética, evitando responder las preguntas de los grupos municipales, convirtiendo un pleno de explicaciones en un paripé.

No tienen bastante con demoler las instituciones para regalárselas a cachos a sus favorecedores o prostituir la legalidad para que sirva a sus intereses particulares; además degradan el funcionamiento democrático pervirtiendo los usos para los que fueron creados. Así según la planteen o la sufran, la moción de censura es válida o no, lo mismo que el que gobierne la lista más votada es así, mientras sea la del Partido Popular.

Su desfachatez no conoce límites.

De esta forma, continúan parasitando las instituciones apoyados en el báculo de su vejez, Ciudadanos, que como fiel escudero sale en la defensa de su señor en momentos de peligro, al tiempo que trata de aparentar algún tipo de desacuerdo para que no se note que aspiran a las migajas del pastel que otros se reparten y que tratan de alcanzar.

La bajada de pantalones de Ciudadanos al aceptar el ofrecimiento de una comisión de investigación,  a todas luces inservible, sólo trata de ocultar su interés en hacer tiempo hasta que todo quede bajo tierra.

No podemos seguir permitiendo que continúen destrozando las instituciones.