Ghada llegó a casa tan dolorida e indignada que pasó como una exhalación por delante de su madre si darle el beso de bienvenida que siempre le daba al llegar de clase.
– ¿Ha sucedido algo? Preguntó extrañada Hala.
Después de dejar en su habitación los libros, Ghada volvió sobre sus pasos.
– Perdona mamá, no sé si lo aprecias, pero me está saliendo humo por la cabeza. Te cuento: Hoy en una de las materias, el profesor nos ha repartido un artículo para que expusiésemos nuestras propias aportaciones. En el artículo, del periódico “El País” concretamente, titulado “Con las parias del Himalaya” Edurne Pasaban, la primera mujer de la historia que ha logrado los 14 ochomiles, ha vuelto a una zona del Himalaya, concretamente a la región del Saipal (pico de 7.031 metros) para escalar esta cima, acompañada de cuatro mujeres lugareñas, intentarán demostrar que las leyendas tan discriminatorias que allí existen sobre las mujeres no son reales. Imagínate, allí las mujeres desde que son adolescentes, son consideradas impuras desde su primera menstruación. Según una costumbre llamada chaupadi, cada vez que tienen la regla, son enviadas a una chabola fuera del poblado en condiciones ínfimas. Siempre que una mujer tenga la regla se la expulsa de casa, no se la puede tocar ni te puede tocar.
– ¡Pero qué barbaridad! ¿Cómo es posible que los gobernantes no lo prohíban?
– Si, el gobierno de Nepal ha prohibido esta tradición antihumana, pero no hay vigilancia en las montañas, y en un sitio tan remoto, prácticamente solo viven los moradores de la zona, con lo que las familias siguen forzando a las muchachas y mujeres al sacrificio. Edurne Pasaban esta vez, ha hecho un viaje para hacer visible el brutal padecimiento. Por ello subirá al Saipal con cuatro muchachas de la región, para que los lugareños comprueben que ellas no traen la mala suerte a las montañas, como rezan sus creencias.
Las dos mujeres se miraron y se abrazaron.
-¡Qué difícil ser mujer! Dijo Hala.
– Pero eso se puede y se debe cambiar. Increpó Ghada. Nosotras somos las primeras que nos tenemos que deshacer del yugo del machismo, inculcando a nuestros hombres la pérdida que sufren cada vez que quieren destruir su lado femenino. Su lado femenino es el surco por donde viajan la sensibilidad, el respeto, la calma, la dulzura…
Mordida existencial: Vaya esta mordida de existencia para Edurne Pasaban, que ha iniciado un verdadero viaje de vida, ayudando a otras mujeres que viven en condiciones tan deplorables. Y vaya también para todos los hombres que dejan fluir su parte femenina por las venas de la convivencia.
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.