En 2016 se capturaron 21.387.879 piezas de Carne Silvestre de caza menor, lo que suma un peso total de 15.832.299 kilos y un valor de 42.656.640 euros.
Por número de capturas destacan el conejo, el zorzal, la paloma, la perdiz y la codorniz.
El consumo de Carne Silvestre procedente de la caza menor goza de un gran arraigo en España, de hecho, la totalidad de las capturas se consumen dentro del país, al contrario de lo que ocurre con la caza mayor, que se exporta prácticamente en su totalidad. Por eso, no es extraño ver en los recetarios de toda la geografía nacional guisos de conejo, perdices, liebres, codornices o zorzales tanto en sus versiones más clásicas como en las más modernas.
La caza menor comprende aves como la perdiz, la becada, la tórtola, la paloma torcaz, los zorzales, ciertas aves acuáticas y el faisán, así como mamíferos como el conejo de monte y la liebre.
Frente a las más de 600.000[1] piezas de caza mayor capturadas, la caza menor suma unas capturas de 21.387.879 piezas con un peso total de 15.832.299 kilos y un valor de 42.656.640 euros, según los últimos datos oficiales que publica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación correspondientes a la producción de Carne Silvestre en España en 2016.
De estas capturas, 7.015.619 corresponden a pequeños mamíferos como el conejo y la liebre; mientras que 14.372.260 comprenden aves como el zorzal, la paloma, la perdiz o la codorniz, que se suman a otros como la tórtola, el faisán o la becada.
Tanto por número de capturas como por su valor en euros, el conejo destaca entre los mamíferos. Por su parte, en aves, el zorzal, la paloma y la perdiz sobresalen por número de capturas, mientras que por valor monetario estas dos últimas son las que lideran el ranking en España.
Tradición entre fogones
De todas estas piezas, y al contrario de lo que ocurre con la caza mayor, el 97% de la Carne Silvestre procedente de la caza menor se destina a autoconsumo y tan solo alrededor de medio millón de piezas se comercializa, siendo el canal HORECA el que absorbe gran parte del comercio.
Un gran número de personas entre las que se encuentran cazadores, ojeadores, postores, secretarios, guías, guardas, técnicos, veterinarios, carniceros, etc. participan para hacer posible que la Carne Silvestre protagonice nuestros platos en forma de perdices escabechadas, arroces con liebre, pasteles de conejo, judías con codornices, faisanes rellenos, palomas al vino, pichones al horno, zorzales fritos y un largo y delicioso etcétera.
En su afán por dar a conocer y promover el consumo de Carne Silvestre como un producto de calidad y tendencia, la Asociación Interprofesional de Carne de Caza Silvestre (ASICCAZA) ha iniciado un ambicioso plan de promoción avalado por la Unión Europea que tendrá una duración de tres años.
Bajo el lema “Carne Silvestre de Europa, Naturaleza en estado puro”,
ASICCAZA dará a conocer los valores diferenciales de la Carne Silvestre de
España tanto a nivel nacional como en el mercado francés, para posicionarla como
un producto natural, que contribuye a la fijación de la población rural y es
fundamental para la conservación de la naturaleza.