La organización agraria ASAJA de León viene reivindicando la necesidad de flexibilizar en las concesiones y controles de caudales de agua que tengan como finalidad el riego de los prados de montaña, una práctica, la del riego de estos prados y praderas, de indudable valor medioambiental y capital importancia para el sostenimiento de la cabaña ganadera. En un documento de la propia Confederación Hidrográfica del Duero se reconoce que “estos aprovechamientos tradicionales en zonas de montaña, con numerosas tomas y tramos largos de acequias sobre tierra, resulta difícil aplicar la normativa que regula la implantación de contadores de agua, además de que se trata de aprovechamientos de escasa entidad en cuanto a consumo consuntivo, con retornos elevados”. Esta reflexión ha llevado a la CHD a proponer requisitos que, garantizando la información sobre caudales efectivamente utilizados y en su caso retornados, faciliten la aplicación de la Orden ARM/1312/2009 que regula el establecimiento de contadores de agua.
En la reunión del Consejo del Agua de la Cuenca del Duero que se celebrará en Valladolid el próximo lunes día 11, la presidenta de la CHD, Cristina Danés, informará de una Resolución del organismo de cuenca, validada por la Dirección General del Agua, que permite flexibilizar los requisitos de instalar contadores de agua en los aprovechamientos de usos de regadío en zonas de montaña, donde en todo caso “será obligatoria la instalación de algún elemento de medición de caudales efectivamente derivados, así como instalación de elementos de limitación de caudales ajustados a los máximos autorizados”. ASAJA considera que, a pesar de la flexibilización, tan demandada por la organización agraria, sigue siendo insuficiente, pues los sistemas de medida representan un coste económico, tienen impacto ambiental, y son prescindibles desde un punto de vista racional en este tipo de usos y consumos.
ASAJA está constatando el abandono cada año de importantes superficies de regadío en prados de montaña debido a las malas infraestructuras, la presión que ejercen los guardas de Medio Ambiente y de la Confederación Hidrográfica del Duero tras la implantación de caudales ecológicos y regularización de las concesiones, y el envejecimiento y abandono de la actividad en estas zonas desfavorecidas. ASAJA considera que las administraciones públicas deberían de incentivar los prados de siega y de regadío en la montaña por ser un recurso económico, por su valor medioambiental, y por ser una práctica beneficiosa en la lucha contra los incendios.
El ministerio de Agricultura tiene censada una superficie de 11.257 hectáreas de prados de regadío en la provincia de León. ASAJA considera que este es un dato teórico, pues ni toda esta superficie tiene concesión de agua, ni toda la que tiene concesión de agua se riega habitualmente.