Y exige a estas mismas que sean parte en acabar con los mismos y se nieguen a jugar con las cartas marcadas. Los debates y actos de campaña que solo permiten participar a una parte de las candidaturas pervierten la campaña, manipulan en favor de unas listas sobre otras y crean tendencia para eliminar de la carrera electoral a la mitad de las candidaturas. Aquello que corrompe genera corrupción y estos actos corrompen la campaña hasta la médula.
No culpabilizamos a los medios de comunicación, es mucho más sencillo y manejable invitar a debates o desarrollar programaciones especiales dando prioridad a quienes lograron representación hace cuatro años. Sin embargo, si censuramos el comportamiento de las fuerzas políticas que alimentan y se benefician de una circunstancia sin antecedentes hasta la fecha,
Estamos ante una especie de herencia, que permite partir con ventaja en base a una realidad que ya no existe, han pasado cuatro años y los grupos políticos no se encuentras en la misma situación que entonces. No entendemos que partidos políticos de izquierda se beneficien de la desigualdad de trato, de la imposición de cartas marcadas y de la tendenciosidad de señalar a las candidaturas, situándolas en dos bloques, de primera categoría y de segunda. Hace cuatro años esto no pasaba, muchas fuerzas de nuevo cuño pudieron entrar en las instituciones porque nadie se dedicaba a sabotear su labor señalando a quien se puede votar y a quien hacer desaparecer.
Estamos también ante un cobro excesivo de ese impuesto de sucesiones que tanto odia la derecha. Unas candidaturas disfrutan del gratis total y de una campaña gratuita, mientras otras deben pagar el peaje de no haber nacido en el tiempo correcto. Hasta la fecha, bastante indignante era de por si la enorme diferencia en cuanto a medios y personal entre unas opciones y otras: ahora se obvian las propuestas y su viabilidad, la calidad de las personas que conforman las candidaturas o la capacidad de comunicación de las mismas. Organizaciones liberales no pueden en coherencia aprovecharse de medios públicos para jugar con las cartas marcadas en una campaña electoral, eso también es una forma de corrupción.
En 2019 nos encontramos con la campaña menos democrática desde la muerte de Franco. Si tuviste representación en 2015 estás en la escalera mecánica electoral y avanzas sin esfuerzo, independientemente de que tus propuestas sean o no creíbles o tu candidatura mediocre o, lo que es peor, si tuviste buenos resultados en las últimas generales, que nada tienen que ver con estas municipales, entras en la liga de primera división. Sin embargo, tengas el programa que tengas, sea cual sea la candidatura que presentes, si empiezas tu andadura este año eres aplastado sin piedad y lanzado escaleras abajo hasta tercera división.
Estamos ante un escándalo, una manipulación intencionada de los resultados en base a criterios que no se sostienen, si pretendemos combatir la corrupción, la injusticia y la desigualdad, no podemos aprovecharnos de una campaña donde se imponen unas cartas marcadas desde el principio de la partida. El dedazo también se aplica si señalas que opciones son votables y cuales no. Por este motivo nuestro llamamiento no es a la junta electoral o los medios de comunicaciṕm, apelamos a la decencia de las seis fuerzas políticas que disfrutan de la muerte del derecho constitucional a la igualdad de trato. Debéis impedir que se pervierta la democracia, debéis imponer unas reglas del juego que den oportunidades a todas las candidaturas contendientes. De otro modo no seréis más que parte del engranaje del enchufismo, la corrupción y el amiguismo que en León se ha llamado caso Enredadera. Porque este tipo de trato ventajista es precisamente aquello que cualquier grupo democrático debería combatir, nunca alimentar de este modo.