A punto de enfilar el mes final antes del comienzo de la cosecha, el cereal de Castilla y León presenta un estado precario y delicado. La lluvia o la ausencia de ella en estas pocas semanas que quedan sentenciará si la de 2019 será una cosecha mediocre o directamente mala, según las estimaciones de ASAJA de Castilla y León.
Para Donaciano Dujo, presidente de la organización profesional agraria, “del agua que caiga hasta mediados de junio y de las temperaturas que haya dependerá que la producción total de la comunidad autónoma supere los 5 millones de toneladas o se quede en poco más de cuatro”. En todo caso, estaríamos hablando de cifras por debajo de la media de cosecha de Castilla y León, cerca de seis millones de toneladas.
En total en Castilla y León hay sembradas 1.929.954 hectáreas de cereal. La campaña ha sido complicada desde el primer momento, porque el otoño fue muy seco, dificultando las siembras, y el invierno también más suave de lo normal, con escasas precipitaciones. Las heladas de abril y mayo tampoco han contribuido a mejorar la situación, solo matizada por las lluvias de últimos de abril y principios de mayo. Los costes de producción se han mantenido muy altos, obligando al agricultor a realizar una importante inversión. Pese a estas perspectivas, y a que en regiones en las que ya se ha iniciado la siega, como Andalucía, se espera un recorte de los rendimientos de alrededor del 30 por ciento, los precios pagados por el cereal siguen sin remontar.
La mala producción es ya un hecho en las parcelas ocupadas con forrajes, alfalfas y vezas principalmente, que estos días se están ya segando. Los rendimientos son bajos y las producciones de escasa calidad. Esta escasez de la oferta de forraje, sumado a que los pastos están ya mucho más castigados de lo que sería normal en el mes de mayo, complica enormemente las cosas a los ganaderos de extensivo, que temen un incremento en los costes de alimentación de sus cabañas.
Desde ASAJA Castilla y León, que hoy ha celebrado su Junta Directiva en Segovia, se subraya que el sector observa con preocupación las consecuencias sobre la agricultura y la ganadería de un tiempo cada vez más imprevisible, con largos periodos de sequía sumados a episodios de heladas y pedriscos o, por el contrario, altas temperaturas. “El cambio climático está aquí y tiene una traslación directa a los riesgos que sufren las explotaciones. Hoy más que nunca es fundamental contar con el paraguas del seguro agrario”, destacó Donaciano Dujo, que advirtió que esta campaña la suscripción ha ido retrasada y, a fecha de hoy, solo cuenta con seguro el 50 por ciento de la superficie, “algo preocupante, porque es lo único que te salva en situaciones extremas”.
Por último, el presidente de ASAJA Castilla y León ha destacado que casi tanto como de la producción que se consiga finalmente los agricultores depende de los precios que se paguen por el cereal. En este sentido, advirtió sobre los movimientos de mercado que todos los años vivimos por estas fechas, “tratando de presionar a la baja los precios y especulando para embolsarse los pocos céntimos que pueden salvar la economía de las explotaciones”.