El sistema fue desarrollado para el control de la ‘Primula pedemontana’, especie que se encuentra en paredes verticales de roca y zonas de montaña de difícil acceso.
Investigadores del Departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental de la Universidad de León (ULE) y del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña (CTFC) han diseñado un nuevo método, a partir de simulación matemática, con el que son capaces de realizar censos de especies de plantas que habitan en entornos extremos, como paredes verticales de roca, con la máxima precisión pero ahorrando tiempo y buena parte de los recursos materiales y personales que son necesarios para realizar esta dificultosa labor, tal y como ha dado a conocer recientemente Cristina G. Pedraz, de la Agencia para la Difusión de la Ciencia y la Tecnología (DICYT).
El método fue desarrollado ante las dificultades para realizar un seguimiento y control de una especie amenazada, concretamente la denominada ‘Primula pedemontana’, una planta originaria de los Alpes, que en la península Ibérica reduce su distribución a un pequeño reducto al oeste de la Montaña Palentina. “Es un objetivo de conservación debido a la distribución que tiene”, ha explicado Estrella Alfaro Saiz, investigadora de la ULE que ha dedicado su tesis doctoral al estudio de esta especie amenazada, y que comenta que está al límite de su distribución y que es probable que se haya extinguido en zonas intermedias.
Las dificultades para realizar el seguimiento de esta especie convertían a la tarea en un trabajo muy complejo, que inicialmente llevó a cabo el Grupo de Estudios de la Montaña Palentina (GEMPA), y que después fue retomado por los investigadores de la ULE con el objetivo de realizar censos más estandarizados. El problema es que era necesario salvar importantes obstáculos ya que la planta tiene un periodo de floración corto y variable, y el lugar en el que crece (paredes de roca) es inaccesible. A ello hay que añadir que las condiciones meteorológicas de la época en que se realiza el censo (primavera) son muy duras en la Montaña Palentina y los recursos materiales y personales que requiere realizar el estudio son difíciles de conseguir.
UN METODO SIMPLIFICADO Y FIABLE PARA OBTENER INFORMACIÓN
Dados los inconvenientes que se presentaban, surgió la necesidad de desarrollar un sistema que permitiera obtener la misma información, pero de forma más eficiente. Para conseguirlo se modificó un método que ya existía para estudiar plantas que crecen en lugares inaccesibles en el Pirineo.
Empleando un telescopio terrestre se contaron las poblaciones de plantas presentes en la pared de roca. Previamente, se evaluó a los observadores para reducir el error en el muestreo. La pared se dividió en cuadrículas y durante dos años se contabilizó por completo. Una vez se obtuvieron datos de las plantas presentes en cada una de las cuadrículas se calculó, mediante simulación matemática, el número mínimo de cuadrículas que se debían contabilizar para obtener datos consistentes.
“Una vez se contabiliza el 30-40 por ciento de las cuadrículas, -explica Estrella Alfaro-, el error prácticamente es el mismo que si se registran todas y el esfuerzo de muestreo es muchísimo menor. De esta forma, si un año hay condiciones de tormenta en el momento de la floración, podemos contar solo un número reducido de cuadrículas, lo que agiliza mucho el trabajo y nos aporta datos bastante buenos”.
El nuevo método de simulación matemática podría aplicarse a otras muchas especies de montaña, y en el caso de la ‘Primula pedemontana’ ha permitido constatar que sus poblaciones se mantienen por el momento.
La planta se registró en los años 50 en las cumbres del Pico Curavacas. Observaciones posteriores la situaron en las paredes del Lago Curavacas, sin embargo, prospecciones sin éxito “llevan a pensar que su altitud ha ascendido casi 200 metros y además las plantas que están a menor altura presentan un tamaño muy reducido, probablemente debido a un mayor estrés”. Si esta tendencia sigue, llegará un momento en que la especie no tenga territorio que ocupar. Por eso es importante realizar un seguimiento anual, para avanzar en su conservación antes de que sea demasiado tarde.
LAS DIFICULTADES DE REALIZAR EL CENSO DE PLANTAS
“Creemos que llegó aquí en un momento en que el clima era más benévolo y que solo queda un reducto en el Macizo del Curavacas, –declaró Estrella Alfaro a la Agencia DICYT-, aunque esto es solo una hipótesis. Para algunos palentinos en un símbolo, sin embargo la mayor parte de ellos no conocen su existencia, y es interesante utilizarla además para observar los cambios que puede haber en la flora alpina en relación con el cambio climático”.
Las dificultades que los investigadores han de afrontar para llevar a cabo su tarea son notables. “Siempre hemos contado con estudiantes y voluntarios ya que no disponemos de financiación para realizar el trabajo, -explica Estrella Alfaro-, y no siempre es fácil reunirlos”.
Desde el lugar en donde dejan aparcado el coche, tras dos horas conduciendo por pistas forestales, hasta la base de la pared rocosa en donde se encuentran las plantas hay casi otras dos horas de recorrido que hay que hacer a pie. “Normalmente salimos a la tres de la mañana para poder llegar a una hora razonable. Si hace sol, allí hace muchísimo calor y si hay tormenta tenemos que abandonar el trabajo y regresar, porque es muy peligroso. Además, las corolas de la planta se caen y se pierden los datos, con lo que es imposible continuar con el censo y hay que dejarlo para otro día”.