-¡Ghada llegaremos tarde a “Poesía a Orillas del Órbigo”! ¿Qué demonios andas haciendo?
La que así llamaba a su hija era Hala, que llevaba un rato esperando a su hija en compañía de su marido Mazem, para acercarse al hermoso paraje de la ribera de Veguellina de Órbigo, que era donde se reunían, cada tarde de viernes del mes de julio, poetas venidos de cualquier punto cardinal de este azul y redondo planeta.
-Perdón, es que no encontraba mi libreta de apuntes y ya sabes que sin ella no voy a ninguna parte.
Abajo les esperaba Samir, el otro miembro de la familia que junto con sus padres y hermana habían llegado aquí huyendo del horror de la guerra y la persecución. Aquí encontraron un refugio para recomponer sus vidas, y hoy se dirigían a otro refugio, al de la poesía que desde hace doce años, ampara a todas las almas que se sienten atraídas por el poder sanador de los versos.
Este año ha comenzado el ciclo con la berciana Sara R. Gallardo, nada mejor que unos versos suyos para saber de quién estamos hablando: “Despertar / No se esconde el sol / en medio de la niebla. / Corre solo el manantial…
El próximo viernes 12 de julio, estará en Veguellina de Órbigo para festejar “Poesía a Orillas del Órbigo” con sus versos, Fermín Herrero, un soriano universal que escribe así: “Todo poema acota un espacio / y lo funda, baliza un territorio. Aquí / la altura es páramo / y remanso – los hombres callan- pero…
El tercer viernes, 19 nos visitará la poeta de la Somoza Paz Martínez, que se expresa con esta contundencia: “Horas oscuras, gritos groseros, / talentos infames y sueños de hielo. / Lágrimas que mueren en el corazón / traicionadas por el cerebro… de su poema: “Triste balada del tiempo”
Para finalizar este decimosegundo ciclo de “Poesía a Orillas del Órbigo” tendremos al venezolano Néstor Rojas, que sabe de versos así de bien: “Puse mi pasión del lado de la ternura / con mis dedos alucinados toqué el corazón de lo claro / Y me envenené de sueños / Al punto de que quedé desilusionado.
Como cada año, al término de la lectura de los poetas, los asistentes pueden recoger un cuadernillo preparado por nuestra querida bibliotecaria Helena García Fraile, que dará testimonio del paso de los versos por todos los julios acaecidos. Todo este clamor de vida, que se vive al lado del Órbigo cada viernes de julio, se debe a Tomás Néstor Álvarez Martínez, profesor, escritor, rapsoda, oficiante…, pero sobre todo creador de esta maravillosa escuela de palabras que es ¨”Poesía a Orillas del Órbigo”. Vaya desde aquí, un agradecimiento y una ovación sentida para todos los que año tras año, hacen posible que este pueblo sea una preciosa sede de poemas.
Mordida existencial : Tardes de ribera, / abrazadas al mágico rumor / de las aguas, de los hilos / que sujetan a las palabras. / Tardes de refugio, / sentadas en el seno / de las palabras, / en el rumor del río, río, río. / Río-me, o no del fluir / acuoso de los versos / que me envuelven / en estas tardes de julio. / Escucho el correr del agua, / y en la tonal canción de los poemas, / dejo que se adormezca / el músculo de las cosas /no queridas. El poeta / lee, reinventa sus ritmos / en los versos, vuelve / hacia sí mismo, y hacia / los que miramos sus letras / a través del tamiz / de la levedad que nos envuelve. / Tardes de julio en la ribera. / En Veguellina de Órbigo / cada verano libamos / esa resina de letras, / que nos dan a beber los poetas, / hasta que vuelva otro julio de poemas.
Este poema está dedicado a todo el público que puebla las sillas de madera habilitadas para este oficio de palabras, las tardes de los viernes de los julios de tantos años juntos. ¡Qué las musas nos protejan!
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.