Ocho alertas, doscientas superaciones del umbral de información y setenta estaciones por encima del objetivo legal trienal de ozono, en un mes negro para la calidad del aire.
Solo Valladolid aplica hoy restricciones al tráfico urbano como las adoptadas esta semana en Francia, para combatir el último episodio de este contaminante atmosférico.
El elevado calor que viene sufriendo el centro, este y sur de la Península Ibérica desde el inicio del verano ha provocado que se hayan disparando los niveles de ozono troposférico, por efecto de las emisiones contaminantes del tráfico motorizado de las principales ciudades y carreteras del Estado, del transporte marítimo y de la producción de electricidad en centrales térmicas por el mayor uso de aire acondicionado.
En el último mes, en Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña, Extremadura, Madrid, País Valenciano, Región de Murcia y País Vasco se han producido doscientas superaciones del umbral de información a la población, establecido por la normativa en 180 microgramos de ozono por metro cúbico de aire, como media horaria.
La peor situación se ha registrado en la Plana de Vic en Barcelona (32 superaciones), seguida de la ciudad de Barcelona (16), la Sierra de Madrid (16), las Comarques de Girona (12), la ciudad de Madrid (8), el Pirineo catalán (6), Azuqueca de Henares y Guadalajara (6), el Camp de Tarragona (5), Mérida (4), el Pirineo aragonés (3), Cirat en Castellón (3), Vilamarxant en Valencia (3) y diversas localidades de las áreas metropolitanas de Barcelona (Badalona, Gavà, Sant Adrià, Sant Vicenç, Viladecans, Granollers, Montcada, Rubí, Sant Cugat) y de Madrid (Alcalá, Alcobendas, Algete, Collado Villalba, Coslada, Getafe, Rivas, Torrejón).
La máxima contaminación se registró en la estación de Montseny (Barcelona) el 28 de junio, donde se alcanzó un nivel de ozono de 263 microgramos por metro cúbico, por encima incluso del umbral legal de alerta (establecido en 240 microgramos por metro cúbico, como media horaria), por primera vez desde 2003 en Cataluña. En conjunto, en el último mes se han registrado ocho superaciones de este umbral de alerta, repartidas entre los episodios de finales de junio (en el área metropolitana de Barcelona y el Camp de Tarragona) y de esta misma semana, la última superación el pasado martes 23 de julio en la estación barcelonesa de Vic.
La previsión de la superación del umbral de información obliga a las autoridades autonómicas a advertir a las personas más sensibles a la contaminación atmosférica, tales como niños y niñas, personas mayores, mujeres gestantes o personas con problemas respiratorios o cardiovasculares, de que se protejan evitando en las horas centrales del día y a la caída de la tarde cualquier esfuerzo físico y los ejercicios al aire libre. También deben informar sobre la previsión de evolución de la contaminación, las áreas afectadas y la duración del episodio.
Adicionalmente, la previsión de la superación del umbral de alerta obliga a las autoridades autonómicas a adoptar las medidas necesarias de urgencia. No obstante, la Generalitat de Cataluña se ha limitado a difundir avisos rutinarios, una vez producidas las situaciones de alerta, que no han sido suficientes para proteger la salud de la población afectada.
La legislación española establece que cuando en una zona exista el riesgo de que el nivel de ozono supere el umbral de alerta las comunidades autónomas elaborarán planes de acción que indicarán las medidas que deben adoptarse a corto plazo para reducir el riesgo de superación o la duración de la misma. Esos planes de acción podrán incluir medidas relativas al tráfico de vehículos de motor y al funcionamiento de instalaciones industriales.
Sin embargo, solo la ciudad de Valladolid ha tomado dichas medidas de urgencia para reducir los altos niveles de contaminación por ozono, y hoy cerrará su centro urbano al tránsito de los automóviles privados de los no residentes, tras reducir ayer la velocidad máxima a 30 kilómetros por hora. Ciudades como Barcelona, Córdoba, Granada, Madrid, Murcia, Sevilla, València o Zaragoza y comunidades muy afectadas como Andalucía, Castilla-La Mancha, Cataluña o País Valenciano carecen así de protocolos para combatir los episodios de ozono.
Contrasta la negligencia de las autoridades españolas con la actuación de las de la vecina Francia ante el mismo episodio de ozono, frente al que esta semana se ha restringido el tráfico en las áreas metropolitanas de París, Marsella, Estrasburgo, Lyon, Lille o Annecy, con prohibición de la circulación de los vehículos más contaminantes, reducción de la velocidad, encarecimiento de los estacionamientos centrales o bonificación del transporte público, medidas encaminadas a reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno y por ende del ozono.
Al margen de las superaciones de los umbrales de información y de alerta, en setenta estaciones de medición repartidas por Andalucía, Baleares, ambas Castillas, Extremadura, Cataluña, Valencia, Madrid y Murcia, se ha superado ya en lo que llevamos de año el objetivo establecido por la normativa para proteger la salud, ante la pasividad de las administraciones autonómicas y locales y del Gobierno central, que siguen sin adoptar los Planes de Mejora de la Calidad del Aire obligados en esta situación.
El ozono troposférico, también conocido como ozono “malo” por contraposición al de la estratosfera, es un contaminante secundario producido por la reacción entre la luz solar y el dióxido de nitrógeno y los hidrocarburos emitidos por los automóviles y algunas industrias.
Por inhalación, provoca un incremento del riesgo de enfermedades respiratorias agudas y reducción de la función pulmonar, así como el agravamiento de patologías cardiovasculares. La OMS estima entre 1.600 y 1.800 los fallecimientos prematuros anuales en España producidos como consecuencia de la exposición a niveles de ozono como los registrados estos días. El ozono, además de para las personas, también es tóxico para la vegetación, dañando los bosques y reduciendo la productividad de los cultivos.
Según el último informe sobre la calidad del aire publicado por Ecologistas en Acción, los niveles elevados de ozono afectan de manera estructural al 87% de la población y el 92% del territorio estatal, siendo el contaminante más extendido en España, con tendencia al alza.