Los de Scariolo aseguran la medalla tras remontar un duro partido.
España luchará por su cuarta medalla olímpica consecutiva en Tokio 2020.
España luchará este domingo por su segunda medalla de oro en un Mundial tras tumbar la resistencia australiana en un partido agónico y eterno, resuelto tras dos prórrogas, y en el que Marc Gasol, con 33 puntos, seis rebotes y cuatro asistencias, fue decisivo para culminar la remontada (95-88).
Trece años después del triunfo en Japón, el pívot de los Toronto Raptors -uno de los dos supervivientes de ese equipo junto a Rudy Fernández- ejerció de líder cuando sus compañeros más lo necesitaban, bien secundado por Sergio Llull y Ricky Rubio.
Porque España no jugó como ante Serbia o Italia. De nuevo se atascó el ataque a partir del segundo cuarto y se vio obligada a remar contra corriente para, in extremis, salvar una semifinal que se había puesto complicada gracias a un inmenso Patty Mills, autor de 34 puntos y empeñado en vengarse de lo ocurrido en los Juegos de Río, cuando su rival de hoy les privó del bronce.
El guión parecía que empezaba a escribirse de la mejor manera para España, con triple de Ricky Rubio en el primer ataque y un mate de Juancho Hernangómez tras robo de balón. Como, además, la defensa empezaba apretando como exigía la ocasión, Australia dio la impresión de entrar acogotada en la semifinal, aunque esa imagen duró pocos minutos.
Tuvo que recurrir a Mills y a Matthew Dellavedova para engancharse a un partido que tenía en ese momento a un protagonista claro. Juancho enganchó dos triples y, con ocho de los once primeros puntos de los suyos, mantuvo por delante a España.
Como se preveía, la lucha estaba presente en cada ataque. Nadie regalaba nada y eso se traducía en un marcador de alternativas, con exiguas ventajas en uno y otro bando. Así se llegó al final de un primer acto que culminó con la especialidad de Sergio Llull, un triple sobre la bocina que daba una ligera ventaja a España (22-21, min 10).
Aunque habían sabido frenar a Mills (4 puntos) y arrancaron mejor que otros días desde el perímetro (4/9), los europeos frenaron en seco su producción en la reanudación. No encontraban vías para romper la tela de araña tejida por los australianos y, tras casi cuatro minutos sin ver aro y un 6-0 en contra, Sergio Scariolo tuvo que pedir tiempo muerto para intentar reactivar a sus hombres.
Era el momento de Australia, que supo aprovechar ese letargo para golpear una y otra vez la permeable línea defensiva de su oponente. Con dos canastas en juego y un par de tiros libres como escaso botín en ocho minutos, España se agarró a Ricky Rubio, el único que parecía tener el punto de mira algo ajustado en esa fase de la semifinal.
Los puntos llegaban con cuentagotas como consecuencia del mayor rendimiento defensivo en ambas zonas, aunque los ‘boomers’ tenían más claridad de ideas en sus acometidas, especialmente bajo aros, donde sus pívots aportaban al descanso más de la mitad de los puntos.
España erraba como en sus peores días y, con un acierto del 32 por ciento en tiros de campo (11/34) y ningún triple anotado de sus ocho intentos en el segundo cuarto, se fue a los vestuarios por debajo y con mucho trabajo pendiente para la segunda mitad (32-37, min 20).
El equipo oceánico regresó a la pista con la energía que le otorgaban los triples de Mills y Aron Baynes. El base de los San Antonio Spurs parecía despertar, lo que no aventuraba nada bueno para los intereses españoles.
Faltaba frescura en el ataque, donde se echaba de menos un referente que resolviese el atasco. Los errores en el tiro restaban confianza en la retaguardia y las ventajas crecían de forma preocupante a esas alturas de la tarde (39-50, min 26).
De nuevo tuvo que parar el partido el banquillo español. Los ataques no se elaboraban y los errores sumían al equipo en un mar de dudas hasta que, muchos minutos después, entró un triple de Llull y España volvió a soñar con la final del domingo.
A pesar de todo, supo llegar con vida a los diez minutos finales (51-55, min 30). La remontada era posible, pero había que subir una marcha más atrás y mejorar las prestaciones en ataque.
Cuando todo parecía igualarse, los jugadores de Andrej Lemanis aprovecharon un par de despistes defensivos para dar otro estirón. Scariolo tiró de experiencia y sacó a Marc Gasol, el único junto a Rudy que sabe lo que es ganar un Mundial.
Respondió el catalán con cinco puntos consecutivos que volvió a dejar en cinco la brecha a seis minutos del final, aunque Mills se resistía a la rebelión y seguía a lo suyo, manteniendo a su equipo por delante.
El rebote era la única rémora en ese momento, porque España seguía con vida tras una entrada a canasta de Llull que devolvió la emoción a la semifinal (65-67, min 37). Hasta Gasol tuvo bola para empatar, pero le pitaron una discutida falta en ataque.
De nuevo fue el pívot de los Toronto Raptors quien culminó la remontada bajo canasta. A 8,7 segundos para el final, anotó dos tiros libres que subieron el 71-70 al marcador. Mills dispuso de otros dos lanzamientos desde la línea de personal, pero falló el segundo y llevó el partido a la primera prórroga.
Gasol siguió ejerciendo su papel de líder. Cinco puntos suyos en el inicio del tiempo extra insuflaron ánimos en el equipo, aunque Mills seguía en racha y Australia volvió a engancharse a un partido que a esas alturas carecía de orden alguno (78-78, min 43).
El baile de tiros libres protagonizado por ambos líderes, que no fallaron desde la línea de personal, obligó a disputar una segunda prórroga para deshacer el empate a 80.
Claver, desde media distancia, Llull, con un nuevo triple, y Gasol bajo aro, empezaron a cimentar el triunfo de un equipo español que pareció llegar más entero al momento decisivo. Australia se frenó en seco y Llull repitió desde el perímetro para culminar un parcial de 10-2 que daba medio billete a la gran final.
España supo controlar la situación y escaló un peldaño más en su camino hacia el título. Tras el oro de Japón, el domingo tendrá otra oportunidad para tocar el cielo en Asia.
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