Hace poco hemos asistido a un evento, que normalmente es motivo de alegría en democracia como es el sufragio. Hace poco hemos asistido con pena a los colegios electorales para repetir nuestra respuesta, para decirle al Gobierno qué tipo de medidas queremos que se tomen, y sin embargo de nuevo asistimos a la incapacidad de los políticos para entender el voto, no en vano los medios también se afanan en seguirle el juego a una circunstancia jugosa y morbosa como es el «politiqueo». No es difícil ver que si la izquierda y la derecha ganan votos casi por igual lo que el pueblo pide es un gobierno de coalición, estamos pidiendo un «alto el fuego», valió de rivalidades, necesitamos salir de la crisis, necesitamos resolver los problemas del territorio (sí Cataluña por si alguien tiene dudas), necesitamos aceptarnos y dejar de dividirnos con etiquetas…

No hace mucho era Podemos un partido apestado, un partido acusado de bolchevique, inconstitucional, traidor de la patria… etc (y es posible que alguno de los apelativos no fuera falso del todo) y sin embargo siempre me pareció oportuno que bajo la ley se respetara el derecho a presentarse a elecciones, para eso tenemos democracia, y que se respetara a los votantes, para eso tenemos elecciones. ¡Qué triste es ver cuán rápido se vuelven las tornas! Ahora es la izquierda la que censura e insulta a la derecha, apocando a partidos como Ciudadanos o Vox, por no encontrarse en el espectro que ellos desearían, hablando de cordones sanitarios, y otros insultos proferidos en redes sociales…

Vivimos en democracia y la libertad está para permitir que los ciudadanos podamos expresar cuál es la solución que nos parece más oportuna para resolver los problemas de nuestro país, entiendo que todos queremos tener la razón, lo cual no nos hace necesariamente poseedores de la Verdad. A la vista de tener que aclarar estas cosas es normal que salgan vídeos como el que se ha hecho viral en las redes, sobre el «Equipo E». Todos nos reímos mucho, a todos nos parece genial, y creo que en algún punto cuando vemos al señor Iglesias y al señor Sánchez abrazarse y a los periodistas hacerles un coro