Romualdo y Remi, intentaron convencer a su amiga Rosa, ya respuesta de su estancia en el hospital, gracias a la sangre que le habían transfundido, para que les acompañara al club de lectura.
-¿Sabes Rosa que éste y yo, nos conocimos en el club de lectura? Comentó Romualdo. Anda Remi cuéntale a Rosa lo bien que lo pasamos en el club.
-Es cierto, ambos acudíamos al club de lectura. Normalmente después de comentar el libro que nos había recomendado leer la bibliotecaria, nos íbamos a tomar un café o una cerveza a cualquiera de los bares cercanos. Seguíamos allí, charlando, departiendo y compartiendo sobre lectura y sobre las cosas de la vida. Así fue como Romualdo y yo, que vivíamos cerca, comenzamos una amistad que nos dura hasta hoy. ¿Por qué no te animas y te acercas con nosotros a la biblioteca?
-Muy bien dicho. Además eres una gran lectora, te encantará conocer el club y te darás cuenta, de que cada uno leemos un libro diferente, siendo el mismo.
-No sé, y si a la bibliotecaria no le hace gracia que me presente así sin más.
-¿A quién, a Helena? ¡Que va, a ella le encantará! Nos lo tiene dicho, que si algún vecino, o amigo quiere acompañarnos, mejor que mejor.
La historia precedente, es ficción, o no, pero viene a cuento ya que el pasado viernes, el club de lectura “Río Órbigo”, recibía la visita del poeta y escritor Miguel Paz Cabanas. Se comentaba su libro de relatos: “Ángeles, detectives y otros fracasados”. Este vasco, afincado en León, nos viene regalando ratos exquisitos con sus relatos. Se le veía en su salsa, departiendo sus historias, cómo le surgieron, de dónde saca los bocetos de sus relatos, es una persona cercana y amable con la que da gusto mantener una conversación. Miguel Paz Cabanas, ya tiene en su haber varios libros de relatos, de poesía y novelas. Si aún no has leído nada suyo, hazte con alguno de sus libros y disfrútalo.
Éste es uno de los milagros de pertenecer a un club de lectura, leer, leer, abrirse a los otros, hacer los libros de ti mientras los disfrutas, apoderarse de la emoción, del sufrimiento, del poderío, del conocimiento, de la vena que corre por las palabras. Gracias Helena García Fraile por el club de lectura “Río Órbigo”.
Mordida existencia: Lectura, femenino Libro, masculino. Y los dos abrazados al caudal del conocimiento como si sólo fueran uno.
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.