Perdonen que lo diga pero, escuchando el debate habido en el Congreso de los Diputados el pasado jueves santo, he sentido vergüenza ajena, bochorno y realmente miedo por lo que oía decir a los representantes de la derecha.
He visto una oposición vulgar, infantil, realmente irresponsable.
Una derecha que se ha subido al caballo y, alfange en ristre, va sacudiendo mandobles al gobierno.
No se han enterado del momento que está viviendo el mundo entero. Escupen el veneno de los reproches por ver si con ello acaban neutralizando las acciones que pone en marcha el gobierno. No merece la pena comentar el discurso de Vox. Pero si advertir que, para las estupideces que dicen, parece que se ha dotado de demasiados seguidores, aunque todo hay que decirlo, no creo que haya en estos momentos tantos ciudadanos con los ojos y los oídos tapados. Pero sí que pueden hacer mucho daño en estos momentos cruciales ya que constituyen un lastre y un peligro real para las acciones de gestión política y sociosanitaria que se lleven a cabo en el pais.
Creo que habrá sin duda, momentos en los que habrá que hacer recuento de las acciones u omisiones que hayan podido residir en la gestión del gobierno, pero en los momentos actuales, solo hay una cosa que los ciudadanos debemos exigir, y de hecho exigimos, y es que haya unidad de acción para sacar el pais adelante.
Es necesario que toda la opinión pública respete de una vez por todas, el gobierno de coalición legitimamente salido de los acuerdos parlamentarios habidos tras las últimas elecciones generales. Mientras la derecha siga viendo como un tóxico general la permanencia de Unidas Podemos, no se centrará en lo que realmente importa, que el pais acuse minimamente el deterioro y pueda hacer frente cuanto antes a los devastadores efectos sanitarios y socioeconómicos de esta pandemia.
Pablo Casado se comporta como si fuera el delgado de curso de la Facultad. No creo que haya interiorizado a estas alturas, que es el líder del principal partido de la oposición (venidos a menos ambos) por lo que debe cesar en su oratoria inquisitorial y establecer cauces de diálogo con el gobierno y con otras fuerzas políticas.
Le pedimos que aparque las malas formas y sobre todo que su discurso no nos produzca miedo. Ya tenemos bastante con el coronavirus.
Angel L.Nieto
abril de 2020