La compraventa de fincas rústicas se redujo en el mes de marzo en la provincia de León en un 36,5% respecto al mismo mes del año anterior, al pasar de 315 fincas vendidas en marzo de 2019 a 200 en marzo de 2020, según datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística. Respecto a los dos meses inmediatamente anteriores, enero y febrero, las cifras de compraventa son comparables a las del año 2019, por lo que la caída de transacciones se ha debido, en opinión de ASAJA, a los efectos del COVID19. La repercusión en las operaciones de compraventa es variada: por un lado la prudencia del comprador que espera se despeje la situación económica, por otro la dificultad para negociar con los bancos las condiciones de financiación, y por último la dificultad para hacer los trámites de elevar a públicos los acuerdos.
Lo previsible es que estos datos hayan seguido empeorando, lo que se comprobará cuando los publique el INE, y que se tarde unos meses en recuperar un ritmo normal de operaciones de compraventa de fincas rústicas que ronda las 300 al mes.
Las fincas que se venden son por lo general de propietarios que las han heredado de su familia que en su día fue agricultora o las que proceden de subastas de las administraciones públicas. Los compradores responden al perfil de agricultores profesionales a los que no le mueve otro fin que el de aumentar la explotación, o el de no disminuirla, pues en no pocas ocasiones las fincas que se adquieren formaban ya parte de la explotación como fincas en renta. La mayoría de los cambios de titular de fincas rústicas son por herencias.