En la inmensidad del universo, el color rojo es el motivo esencial de la vida. Ese color rojo que va en la sangre y lleva la vida hasta el último rincón de la estabilidad de la salud. El color rojo de la sangre es universal. La sangre pertenece a todos, ya que cada uno la hemos recibido de otros seres que nos han precedido y la nuestra, seguirá su camino en el cuerpo de nuestros hijos, o en el cuerpo de todos aquellos que la necesiten y la puedan obtener, gracias a la solidaria acción de los donantes de sangre.
Donar sangre no es simplemente dejar un poco del propio líquido esencial en una bolsa dadora de vida. Donar sangre es trazar una línea roja, nunca mejor dicho, pero una línea roja salvadora que traspasa fronteras y convierte al individuo en ente social, en hebra de vida, en generosa demostración de convivencia, en hermoso ejemplar humano capaz de un acto bello y simple, un acto tan simple como es el de arremangarse. Con ese simple gesto, personas desconocidas, pasarán a tener átomos iguales. ¿No es verdaderamente hermoso, que sin saberlo, tanto el donante como el receptor, estén ya unidos en este proceso que es la vida?
– ¿Pero qué pasa Remigio? Estamos esperando por ti para iniciar la partida, y tú, ahí al periódico.
– Ya voy, pero antes os voy a leer un párrafo que me parece muy interesante.
– Pues venga lee, que no vamos a empezar nunca. Recrimina Rosa.
Remigio lee para Rosa, Rosalina y Romualdo que le esperan impacientes con las cartas sobre la mesa. Pero después de escucharle, se abre un coloquio entre los cuatro sobre la importancia de la donación de sangre, teniendo en cuenta que ellos ya sobrepasan los sesenta y… bastantes, además ya habían tenido la experiencia en Rosa, su compañera, a ella, ya le habían transfundido alguna vez.
– De no haber sido por uno de esos solidarios y anónimos donantes, no estaría aquí con vosotros. ¿Cuánto me gustaría poder agradecérselo personalmente. Dijo Rosa emocionada.
Mordida existencial: Vaya la mordida para todas las personas que solidaria y anónimamente se acercan a donar sangre. También para todos los sanitarios que hacen su labor de una manera exquisita. Y como no, para todos los que trabajan en la Hermandad de Donantes de Sangre de León. ¡Gracias a todos!
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.