Desde antes del confinamiento Mari Luz- la muchacha de ojos color cielo- venia sugiriendo que quería admirar las Médulas desde el mirador de Orellán.
Había estado en ese rincón del Bierzo en otras ocasiones, pero nunca pudo ver el paisaje desde ese privilegiado lugar…
Y allí nos dirigimos la soleada mañana del domingo.
Son varias las formas de acceder, elegimos caminar por un sendero asfaltado y mientras admiraba la belleza del entorno, vino a mi memoria lo escrito en piedra en el Templo romano que precede al Puente de Alcántara. «…quizá la curiosidad de los viajeros, cuyo cuidado es saber cosas nuevas, se pregunten quién lo hizo y con qué intención..
Ese era nuestro cuidado, por lo que nos pusimos a leer una vez más, cuándo y por qué, y también cómo, se horadó la montaña para extraer las miles de toneladas de oro que se fueron a Roma, pero que contribuyeron al esplendor de Asturica Augusta, la ciudad situada a las faldas del Teleno, desde donde se administraba esa riqueza.
Llegamos al Mirador de Orellán que se encuentra en lo más alto de las Médulas a media mañana, y efectivamente es el lugar perfecto para admirar la singularidad de ese paisaje: un horizonte de rojos y verdes- robles, escobas, encinas y castaños prendidos casi milagrosamente de la tierra roja-que te fascina desde el balcón en el que culmina la galería.
Por ella, por esa galería, por la que caminábamos con dificultad y temor, hace más de 2000 años, corría a presión agua, destinada a llevarse con ella el oro y depositarlo en el lago de Carucedo.
Cierto que perforar la montaña para extraer el mineral que guardaba celosamente, suponía destruirla; pero el método utilizado- Ruina montium- muestra la inteligencia y los avances técnicos de los ingenieros romanos del siglo II de nuestra era: apresaban el agua de los arroyos y colocaban compuertas que a abrirlas, hacían circular el agua por galerías como la que visitamos. La corriente arrastraba el oro hasta unos lavaderos, dónde se recogía.
Tanta belleza produce en ocasiones vértigo, eso le ocurrió a Ángel que prefirió quedarse admirando el paisaje y el paisanaje: familias con niños de todas las edades. Parejas, grupos de jóvenes: chicos y chicas deslumbrados por los cambiantes tonos de las Medulas, por su particularidad.
Un lugar reconocido justamente como Patrimonio de la Humanidad. Un sitio que merece una visita en este otoño en que el coronavirus aún no nos ha abandonado y ya llegó la nieve a la cumbre del Teleno. El Monte Sagrado para un pueblo, el de los romanos, que se llevaron el oro de esta tierra pero construyeron y legaron un entorno montañoso de una hermosura sin igual.
Después el Bierzo su cálida belleza y la admiración por el esfuerzo de un hombre: José Luis Prada, que ha sabido revitalizar esta comarca a través de sus productos y rehabilitar un Palacio el de Canedo que él rescató de las ruinas, respetando su señorío y grandeza e incrementándolos, si cabe. Todos los servicios al alcance de los viajeros y 32 hectáreas de viñedo de agricultura ecológica para alegrar la vista desde el jardín del Palacio.
Regresamos a la ciudad de Astorga satisfechos y cumplida nuestra curiosidad de contemplar la hermosura de las Medulas desde el Mirador de Orellan.
Un luminoso día de otoño del año 2020
Victorina Alonso Fernández
P.D.
Leo, sorprendida, que la técnica de “Ruina montium” atribuida la ingeniería romana, se sabe hoy, tras estudiar diversos castros astures, que se trataba de un sistema prerromano y tradicional de la minería de los astures.