A un salto de las fiestas navideñas parece que el optimismo se ha instalado en la ciudadanía a juzgar por la explosión de actividad y del agrupamiento de personas que se ha dado en el centro de las ciudades en estos últimos días.

Sin duda los ciudadanos queremos espantar de algún modo la sombría situación en que nos ha colocado la pandemia, es como una especie de catarsis, un sacudir el pesado polvo del pesimismo. Algunos políticos y autoridades también han contribuido a ello con su eslogan de “salvemos la navidad”,..

Y de la necesidad psicológica de los ciudadanos y el animar de nuestros dirigentes es lo que resulta estos días: mucha gente en la calle, comprando, con paradas en los establecimientos de hostelería para tomarse un aperitivo. Y esta situación deseada por la mayoría tiene también su inconveniente que se puede manifestar en el futuro en un recrudecimiento de los contagios, las hospitalizaciones y las muertes.

No hay duda de que es preferible el optimismo sobre el pesimismo y más en estos tiempos de fatiga pandémica; necesitamos creer en un futuro más o menos normal, pero el problema surge cuando este optimismo está basado en hechos inciertos que nos conduzcan a una relajación de las medidas de protección individual.

El hecho de que en estos momentos esté bajando la incidencia de casos no debe de hacernos pensar que tenemos controlada la situación porque más o menos estamos diez veces por encima de la que tendría que haber para que pudiéramos sentirnos tranquilos. En el mes de julio ya se hizo una desescalada demasiado rápida con una excelsa contribución de los responsables políticos que pretendían salvar la temporada de verano y utilizaron un falso optimismo: “volvemos a la nueva normalidad”, “salimos más fuertes” …y estas afirmaciones prendieron en la ciudadanía lo que nos llevó a una situación ilusoria y de signo contrario a lo que se pretendía: no solo no se salvó la temporada de verano sino que prendimos la mecha para que hubiera una segunda ola.

Ahora podemos cometer el mismo error por querer salvar la temporada navideña.

Otra de las razones que está contribuyendo a este optimismo es la cercanía de la disponibilidad de la vacuna, según nos están anunciando. Aunque sea como dicen las autoridades el ritmo de vacunación establecido, parece que la mayor parte de la población habrá de esperar y con ello, los planes de control de la pesadilla se alejan nuevamente.

Otra vez que los mensajes públicos generan falsas esperanzas. Si algo ha quedado claro es que la movilidad de las personas determina un aumento de los contagios. Lo vimos en el mes de marzo con el confinamiento domiciliario que sirvió para el descenso de la curva.

Sabemos que las medidas de disciplina individual (distancia,mascarilla y manos) contribuyen a limitar los contagios, luego cumplir estas recomendaciones nos llevará por el buen camino.

Así pues esta navidad ni puede ni debe de ser una navidad normal: evitemos lo posible ya que salvar la navidad hoy puede ser el aumento de la pandemia de mañana. No precisamos recomendaciones de las autoridades, solo el sentido común y lo ya conocido nos pueden traer una primavera o un verano con besos y abrazos.

P.D: INCIDENCIA ACUMULADA MEDIA DE ESPAÑA:

día 18 de mayo…….24/100.000

30 de julio…….54/100.000

17 de Agosto….65/100.000

14 de Sept ..…247 /100.000

16 de Octu…..312/100.000

5 de Novi…..528/100.000

30 de Novi…..300/100.000

 

Angel L.Nieto

Dic 2020