Aconteció que en la data de fecha del día 12-1-1904, en esta nuestra ciudad, ribereña del río Duero, unos ocasionales visitantes que, a modo y manera de indíciales turistas, en aquel otrora denominabanse viajeros, de principios del Siglo XX, circulando por el trazado urbano, paseaban por el abigarrado, y entonces bastante intrincado, casco histórico ( aún más histórico que ahora) de Zamora, y al llegar frente a lo que fue el antiguo palacio de los Condes de Alba y de Liste, sorprendidamente se encontraron que, en el centro de la casi cuadrada plaza, en un andamiaje y/o tramoya, aparecía una gran lona que parecía, por su amplio volumen observante, como que tapaba algo.
Ante tal inopinado interrogante urbano, preguntaron e instigaron, de forma cívica y cortés, a un transeúnte ocasional, que acertaba a pasar por allí, sobre tal y tan gran bulto y ampuloso volumen: «que de que se trataba» , a lo cual el otro individuo, al parecer oriundo del lugar zamorano y , a lo que después se columbro, conocedor práctico del ambiente de la “civitas zamorensis”, que según algunas fuentes, de referencia local, era de profesión albañil y por ello diestro en deambular entre tablones, escaleras y cabríos y ágil en la trepa de las alturas, dotado de una agilidad circense, se encaramó con soltura y presteza en el andamiaje, subió arriba, alcanzo la cima, tiro de una soga, desenroscasen las maromas, cayose la lona y así, ante la insólita sorpresa y estupefacta admiración de los visitantes, quedo visible un diseño impactante, atrayente y extraordinario de impresionante musculamiento anatómico metálico, cuerpo cobrizo, cabeza erguida, larga y alta mirada, brazo al saludo `*con dedos separados*´, al andante dar el paso, con sayo semicapa en caída, puñal defensivo, portando escaso ropaje y en sandalias con correas de ataduras.
Allí estaba, en el cenit de una enorme piedra granítica de Torrefrades, con un ariete de ataque en su base incrustado, portando aún una de las argollas de amarre, que llevaba por cabezal una majestuosa, penetrante y atrayente cabeza de carnero, informado todo por una identitaria leyenda heroica, patrimonial y disuasoria que rezaba: “terror romanorun” (atribuida a Osorio), delimitado el conjunto por una defensiva, motivada y colosal cerca octogonal [decorada con ocho haces de fasces ( el emblema de los antiguos lictores que en la antigüedad escoltaban a los magistrados de Roma), humilladas a la funerala, en certificación de derrota], alojado el entramado,¡ todo ello!, al soporte del realce con una base granítica que lo ensalza y en una potenciación que lo eleva.
Con tal impacto, con tal impresión, con tal destello, …, con tal sorpresa, …así aconteció en tal lugar, en tal momento y con tal situación y, cierto es decirlo, con descomunal eclosión, que conformo cuasi alucinantemente, de la forma más inimaginable, inesperada e imprevisible, la “acción social” e integral (histórica, cultural y educativa) en la que era «inaugurada», de forma pública y “cuasi oficialmente”, en aquel instante presente y para la futura posteridad venidera, la estatua de Viriato.
La identidad del oficiante inaugurador y arquetipo de ceremoniante al uso, ha permanecido a lo largo del tiempo en el más absoluto anonimato, pero de sus innatas cualidades, de su habilidad, destreza y movilidad quedó memoria de sí, ¡y por siempre!, para la posteridad.
La ciudad leonesa de Zamora, la Ocellun Durii de la romanización, la Semuret de los árabes, la de “El día de Zamora”, la de `la Jornada del Foso´, la que “no se ganó en una hora”, la de `El Campo de la Verdad´, la del `Motín de la Trucha, la de la `Batalla de Toro-Peleagonzalo´, la de `El Tercio Viejo´, la que fue tomada al asalto el 10-1-1809, después de la heroica Batalla de Villagodio, la del …, seguramente tiene ya, desde aquel entonces fechado del 12-1-1904, un aliciente más, un realce mayor, un mejor atractivo,… goza de una espectacular, magnifica y extraordinaria obra escultórica, que como como conjunto monumental (estatua, ariete y cerca, amén de la expresividad de la autoctonía granítica que lo acompaña; que fue Medalla de plata de primera clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884), está cedido por el Estado Español ( de nuestra España Nación), y es obra de un extraordinario escultor, nacido en el pueblo zamorano de Moraleja del Vino (en la zamorana Comarca Natural de La Tierra del Vino, de la Región Reino Leonés), de nombre D. Eduardo Barrón González (discípulo que fue de D. Ramón Álvarez Moretón, alumno en el Instituto precursor del actual Claudio Moyano -.- que, por una casualidad, ha sido `mí Instituto´ una cuarentena de años-.-) y becado por la Diputación Provincial de Zamora en Roma).
El 12-1-2021 celebramos, en lo que ciudadana y libremente optemos, dada la situación ambiental presente, y buenamente podamos, tras la pandemia que grave y cruelmente nos atosiga por doquier, sin ampulosidades escaparatistas ni solemnidades posturales y a ejemplo a imitar, seguir y continuar del ignoto adalid del evento y apriorístico albañil diligente del año 1904, el “DÍA DE VIRIATO”.
Si acaso posiblemente, y como orientativo aporte y consejo que pudiera ser imitado, en siendo frugalmente comedidos y como es riguroso invierno en la meseta leonesa, con días de nieves, nieblas, escarchas heladas y cencelladas, y fríos interiores en el tuétano de los huesos, tomaremos unas sopas de ajo, por VIRIATO y su histórico e imperecedero ejemplo.
Sea por “las ocho franjas rojas de La Seña Bermeja”, las “si ocho victorias” de Viriato ante los Cónsules romanos, que están ubicadas en el primer cuartel del escudo de Zamora, junto al Puente de Mérida que nos otorgó el zamorano y Rex Imperator Legionensis Alfonso IX (el de la Carta Magna Leonesa).
Sea por ello, y sea en el 12 de enero: ¡gloria y honor!, y por siempre por nuestro héroe Viriato y todas sus gentes de aquel entonces. Y sea, en nuestro aquí y en nuestro ahora, como neta acción ciudadana zamorana, clara lección abierta, elemental instrucción básica, rotundo entendimiento presente, completa memoria perpetua y significado voluntario ejemplo para todos a seguir.
Francisco Iglesias Carreño {de CIUDADANOS ZAMORANOS CC.ZZ. [cofundador del MOVIMIENTO LEONESISTA M.L.] Presidente del PREPAL