-Hematíes somos y en el camino nos encontraremos. Le dijo cejijunto y enfadado un glóbulo rojo a otro que le había negado la ayuda, para trasladarse al punto de una anatomía en donde una seria hemorragia, estaba causando estragos.
-No merece la pena hacer el camino airado hasta llegar al destino. Comentó sonriente una plaqueta que se le acercó. – Tranquilo, únete a mi, verás como no tardan ni un segundo en aparecer unas cuantas plaquetas en dirección a la herida, para amurallarla. Ni dicho ni hecho, en segundos comenzaron a aparecer plaquetas sin parar, eran un bonito ejército en formación, dispuestas a trabajar en equipo para no perder ni una gota más del preciado líquido.
El hematíe sonriendo se unió a las plaquetas, por el camino muchos hematíes más se unieron a él, también una buena montonera de glóbulos blancos,
Llegaron a la herida y al ver la magnitud de la misma, supieron que iba a ser muy difícil poder sellarla. De pronto, un nuevo flujo, llegó al lugar renovando las esperanzas. Todos se miraron sonriendo. Aquella anatomía había recibido de un donante altruista, fuerza y energía para poder seguir en el camino de la vida.
– ¿Qué os ha parecido el cuento de Remigio para explicar un poco lo que es la sangre, y lo importante que es donarla para que todas las personas que la necesiten, puedan disponer de ella? Preguntó la nieta de Romualdo en el taller de escritura de la semana. Todos los residentes asintieron al unísono con la cabeza. Estaban de acuerdo, Remigio había bordado el trabajo que les había solicitado la tutora de los talleres. Una ovación sentida se escuchó en la residencia donde muchas de las personas residentes, ya habían recibido alguna bolsa de sangre.
Mordida existencial: Vaya esta mordida de gratitud para Santiago Mansilla Ariño, que como Delegado de Veguellina de Órbigo y Vicepresidente de la Hermandad de Donantes de Sangre de León, conduce magistralmente la caravana de la donación desde hace muchos años en Veguellina de Órbigo y aledaños. También para cada donante que de forma totalmente altruista y desinteresada, ejerce una meritoria, hermosa y valiosísima labor en la recolección del líquido más valioso: La sangre. ¿Aún no eres donante de sangre? ¡A qué esperas! Acércate y deja tu espíritu universal en la bolsa más solidaria. Si donas sangre, le devuelves al universo un poquito de la energía que él nos ha regalado al nacer.
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo