Hace ahora un año, mientras estábamos en pleno confinamiento con la perplejidad y la incertidumbre metidas en el cuerpo, nuestro deseo no era otro – en esta era de la tecnologia -que más pronto que tarde, la investigación médica y/o farmacéutica obtuviera la forma de tratar y parar esta pandemia.

Quien más quien menos sumido en el miedo y la ignorancia hasta que los medios de comunicación comenzaron a persuadirnos de que la única forma de terminar con la pesadilla era a través de una vacuna contra el famoso y desconocido coronavirus (SARS-Cov-2).

Cada cierto tiempo se nos informaba que ya se estaban investigando diversas vacunas; hasta llegamos a aprender las distintas fases de ensayo hasta que se decide que una vacuna está lista para salir al mercado ….y así a finales del año aparecieron varios de estos medicamentos que posteriormente fueron aprobados para su utilización en nuestro país, por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y la Agencia Española (AEMPS).

Supimos que la Unión Europea (UE) había adelantado dinero público para que las Empresas Farmacéuticas pudieran desarrollar sus costosas investigaciones,sin embargo no hemos conocido los contratos de compra-venta de la UE con estas mismas empresas para hacerse con las vacunas y distribuirlas por los distintos países.

En fin, que los ciudadanos, salvo los negacionistas de la pandemia y los antivacunas, practicamente solo estábamos pendientes del momento en que nos pudiera tocar la vacunación con independencia de lo que se haya escrito sobre las vacunas.

Pero he ahí que surge algo inesperado como es que los medios de comunicación se hacen eco de que hay dos de las cuatro vacunas aprobadas por la EMA que se las relaciona con la producción de algún fenómeno trombótico en alguno de los postvacunados.

Los ciudadanos asistimos estupefactos a las informaciones que se suceden día si y día también respecto a los efectos secundarios graves que producen las vacunas de ASTRA-ZENECA y la de JANSSEN (que por cierto no son de ARNm como las otras), informaciones que llevan a que los distintos actores que gestionan su aplicación cambien los grupos etarios a quien se dirigían o a que se suspenda su administración y luego se vuelva a recomendar…etc.

Todo ello no ha sido más que un despropósito de comunicación sin un mínimo de pedagogía con lo que no ha hecho mas que provocar una alarma innecesaria entre los pacientes ciudadanos.

Sabemos que el público no científico tiende a convertir las conjeturas o las opiniones de algunos científicos en verdades indiscutibles de la “ciencia” y esta concepción se vuelve problemática cuando esta opiniones vertidas en los medios de comunicación sirven como base para decisiones políticas que afectan a nuestras vidas.

Parece que los efectos secundarios graves son realmente escasísimos y así hasta el pasado 4 de marzo la EMA había detectado 222 casos de trombos entre 35 millones de vacunados con la AstraZeneca y EEUU ha reportado 6 casos entre unos 7 millones de inmunizados con la vacuna de Janssen.

Los ciudadanos no sabemos realmente lo que hay detrás de estas informaciones pero lo cierto es que se ha desatado lo que parece una guerra comercial o una batalla política por las vacunas entre países e incluso en nuestro país entre las distintas Comunidades Autónomas.

No es lo deseable ni lo que se esperaba de la clase política que de nuevo no parece estar a la altura de las circustancias.La vacunación masiva en nuestro país debería de conciliar un acuerdo sin ningún tipo de fisuras entre todos los partidos políticos y entre todos los responsables de la gestión sanitaria estatal y regional pero no ha sido así.Y mucho me temo que ante estos avatares todavía haya una huída a que cada cual haga la guerra por su cuenta.

Tan deteriorado está el pulso político, tan irresponsables algunos de nuestros dirigentes que han conseguido transmitir a la población el miedo y la inseguridad de vacunarse; menos mal que la mayoría seguimos teniendo mas miedo a la enfermedad que no al remedio.

Deseamos que nos vacunen cuanto antes, con cualquiera de las vacunas aprobadas por los Organismos competentes y que no nos mareen tanto.

Decidir que tipo de vacuna o que “marca” nos han de administrar no corresponde al paciente y más bien parece un exceso de nuevo rico ya que los ciudadanos de la mayoría de los países ( paises no autofinanciados) serán vacunados a través de la iniciativa COVAX1 , y no están precisamente para esas disquisiciones.

Angel L.Nieto

Abril 2021

1 . La plataforma Covax está codirigida por la Alianza Gavi para las Vacunas (Gavi), la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (CEPI) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) que afirma que su objetivo es «garantizar un acceso justo y equitativo a las vacunas para todos los países del mundo» Covax está actuando como una plataforma de apoyo tanto para la investigación como para el desarrollo y fabricación de varios candidatos a vacuna. Además, se encarga de negociar su precio para que todos los países participantes puedan acceder a la vacuna contra la Covid-19, independientemente de sus ingresos.