A pesar de que septiembre no suele arrojar buenos datos en cuanto al empleo, este mes deja una noticia positiva en materia laboral y son las 1.242 personas menos en las listas del paro en la provincia, una caída del 4,28% respecto a agosto y del 10,63% interanual, lo que sitúa el número de desempleados en 27.777 personas.
Esto significa que la provincia tiene 3.303 parados menos que hace un año y que se refuerza la tendencia iniciada en marzo, acumulando ya siete meses de caídas del desempleo en León y recuperando los niveles prepandemia. (Recordemos que en febrero de 2020 la provincia de León tenía 29.482 desempleados registrados)
Todo ello es muy positivo, pero si acercamos la lupa a los datos observamos que el paro sigue afectando más a las mujeres que a los hombres y que el sector industrial no se ha comportado igual de bien, registrándose incrementos del paro en este mes de 119 personas en la provincia, y hundiéndose un poco más, lo que resulta preocupante por la excesiva concentración del empleo en el sector servicios, donde existe más temporalidad en las contrataciones.
Otro matiz menos optimista y que debería encender alguna alarma lo encontramos en la comparativa con el resto de las provincias de Castilla y León. Todas sin excepción han logrado reducir el paro en septiembre en mayor medida que nuestra provincia, con un descenso histórico en la Comunidad del 6,9%.
En cuanto a las afiliaciones a la Seguridad Social, León registró una pérdida de más de mil cotizantes en este mes y la cifra media de afiliados se queda en 161.709 personas.
Por lo que respecta a la evolución de los ERTE, los datos en la provincia son mejores que en el conjunto de la Comunidad donde hubo un repunte del 7,56%. En León siguen afectados por ERTE un total de 1.373 trabajadores, 173 menos que hace un mes.
Por consiguiente, desde el Círculo Empresarial Leonés valoramos positivamente las cifras del desempleo y el descenso en el número de ERTEs, aunque no tanto la pérdida de cotizantes y los malos datos del sector industrial. Debemos ser prudentes todavía ya que la favorable recuperación económica y laboral tiene riesgos que no podemos obviar y algunos de ellos están poniendo en serias dificultades la actividad y competitividad empresarial como son el desbocado precio de la energía, el aumento de los costes laborales, la falta de determinadas materias primas, componentes y personal cualificado en determinados sectores productivos que pone en evidencia una vez más el desajuste entre el sistema educativo y las necesidades de las empresas.