Dinosaurio se encontró a Baobab con un libro entre las manos.
-¡Vaya! ¿De dónde has sacado ese ejemplar de hace más de mil años?
– Como sabes, en muy contadas ocasiones, Naturaleza deja salir a los humanos del submundo, para que puedan apreciar tanta belleza, precisamente por estar desterrados a vivir en los túneles. Hay un buen maestro que cuando sale con sus alumnos a disfrutar del paisaje, me trae algún libro. Y este es bueno y triste.
-Triste, pues entonces ya no me gustará.
-Seguro que sí. Es la recopilación de diez años de poesía por Ciudad Juárez en una biblioteca que existió en Veguellina de Órbigo, un pueblo pequeño del planeta. Allí se reunían una vez al año, hasta quince poetas o más, para tejer un sudario de versos donde depositar la tristeza que les invadía ante los feminicidios de una ciudad muy lejana, pero a la que se unían para reclamar la libertad de las muchachas que morían y desaparecían cuando iban o venían de trabajar o simplemente estaban paseando. Se las llevaban por la fuerza y las mataban sin piedad.
¡Pero eso es terrible! Replicó Dinosaurio estupefacto por lo que estaba escuchando. O sea que los humanos, ¿además de atentar contra Naturaleza, atentaban contra ellos mismos? ¿Qué oscura fiebre les invadía para obrar así?
– Eso mismo me pregunto yo, comentó Baobab. Mira te voy a leer algún poema.
El diálogo entre Dinosaurio y Baobab, quiere ser un recuerdo amable al clima que se vivió en la biblioteca “Río Órbigo”, el pasado viernes con motivo de la ya novena edición de “Escritores por Ciudad Juárez”, con la extraordinaria participación de quince poetas, venidos de León, La Bañeza, Astorga, Hospital de Órbigo, de la comarca de Somoza, y de Veguellina de Órbigo. Todo coordinado por Helena José García Fraile, nuestra bibliotecaria. Reunirse las palabras y los hacedores de ellas para convocar a la cordura y al amor es un acto balsámico. No lo parecerá, pero creo que las palabras llegan, se unen, se mezclan, y forman un lenguaje salvador que puede atar los miedos y hacerlos pequeños, que puede realizar sueños, aunque la muerte esté detrás de los ojos de los que no respetan la vida.
Neuronada: Ciudad Juárez, son muchas ciudades y lugares en donde la mujer es carne de muerte, por el simple hecho de haber nacido mujer. Al humano, tener raciocinio, le ha venido tan grande, que más que le favorecerle, le subyuga.
Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.