El jueves día 7 de julio, San Fermín, a las ocho de la tarde, el Museo “Mil Escamas, Mil Historias” abrió sus puertas al mundo de la poesía, en el pueblo maragato de Santa Catalina de Somoza, una pedanía  de Astorga.

“Poesía de pueblo en pueblo” es una idea que ha hecho de la poesía un espectáculo trashumante, que invita a escuchar versos y a participar, de la mano de los poetas Felicidad González, nacida en la vecina Veguellina de Órbigo, y Germán Terrón, y de la cantautora berciana Esther Lanzón.

Nuria Antón, poetisa de la tierra, acompañó y complementó a los poetas con sus versos, recitados por ella misma y por una de las asistentes, Merce. Poesía que, como siempre, estuvo cargada de fuerza y que hizo vibrar de emoción a los asistentes.

Emotivos fueron también los versos compuestos por Rosaura Casares, y recitados, en esta ocasión, por nuestra doctora Victorina Alonso, amiga de la autora y que dio voz y puso alma a la dulce poesía de Rosaura.

Angel Lorenzana, escritor  y periodista,  fue también invitado a colaborar en este acto y nos leyó uno de sus relatos de prosa poética.

Entre todos, hicieron que los versos fueran desgranándose sobre el patio de este Museo, idea maravillosa de D. Francisco González que supo traer el mar y los peces a este pueblo maragato, reviviendo la vieja tradición arriera.

La fiesta poética tuvo una feliz y prodigiosa continuación:

El público participó en el acto leyendo pequeñas poesías que se habían repartido entre ellos. Y Antoñita, siempre dispuesta, nos recitó un poema, de memoria, sobre costumbres de la tierra.

Mención especial para Baltasar González, Ahora se cumplen 25 años de su muerte. Un hombre, en cuya casa se ha celebrado este acto, que fue durante largos años un presidente querido y recordado, para bien, por los vecinos del pueblo de Santa Catalina. Paco y Antonia, su hermana, le han dedicado un pequeño, pero grandioso, homenaje. Él estará orgulloso de vosotros. Todos nos hemos sumado y hemos recordado su figura.

Un coro improvisado, en el que se echaron en falta las castañuelas, interpretó una canción tradicional leonesa. Con ello, la poesía puso alas a sus versos y canciones, remontó el vuelo, susurró por los tejados del pueblo y se despidió de sus vecinos… hasta la próxima vez.

L7D/Aloren