La Asociación Ibérica de Amigos del Prerrómánico del Reino de León (AIPRELE), comprometida con la recuperación, conocimiento, promoción y valorización de las manifestaciones del periodo prerrománico, realizó una visita guiada a las Cuevas Menudas de Villasabariego (León). En esta ocasión, fue una especialista y estudiosa de estos abrigos arcillosos, Vanesa Jimeno, quien explicó detalladamente los aspectos clave de este singular emplazamiento.
Las Cuevas Menudas son los restos de lugares para el retiro de eremitas, anteriores al año 1000, sin que podamos precisar la fecha en que se inició su uso para este fin. La costumbre de trasladarse a un lugar apartado para vivir la religiosidad cristiana de forma más intensa nació en el siglo III. Fue en los alrededores del Delta del Nilo, en Egipto. La traslación de esta costumbre a la Península Ibérica se data en el siglo VI, según los técnicos. De esa referencia podemos aventurar los orígenes de estas oquedades habitadas.
La actual provincia de León cuenta con dos de los principales núcleos de este primer movimiento monacal: la llamada Tebaida Berciana (en el Valle del Oza) y el conjunto de cuevas eremíticas arcillosas de los ríos Torío, Porma y Esla, del que las Cuevas Menudas forman parte. En el territorio de la Corona Leonesa del siglo X encontramos otras agrupaciones de cuevas eremíticas, por ejemplo, en el entorno del Valle de Valderredible (entre Cantabria, Palencia y Burgos), o en San Pedro de Rocas (Orense).
Las Cuevas Menudas, la iglesia rupestre de San Martín (en Villamoros de las Regueras) o los eremitorios de Villacontilde y de Nava de los Caballeros forman parte de un gran núcleo eremítico y monástico de etapas tardoantigua (hasta mediados del siglo VIII) y altomedieval (hasta mediados del siglo XI). Esta extraordinaria red de “hombres santos” y de comunidades en su entorno merece el conocimiento y cuidado propios de nuestro patrimonio colectivo.