En el transcurso de un acto de entrega de premios celebrado esta mañana, y en reconocimiento al galardón que fue concedido a la ULE en la anterior edición.

El vicerrector de Responsabilidad Social, Cultura y Deportes de la Universidad de León (ULE), Isidoro Martínez Martín, ha participado en la mañana de hoy en la ceremonia de entrega de distinciones que el Ayuntamiento de León concede a la Labor Voluntaria del Año, que se ha desarrollado en el Salón de Plenos del consistorio, presidido por el alcalde, José Antonio Díez, que ha estado acompañado por la concejala de Bienestar Social y Juventud, Vera López.

Los premios han consistido en una placa, un diploma y una cesta de productos de Comercio Justo, y han sido concedidos a la Asociación Leonesa Simone de Beauvior, que ha estado representada por Laura Fernández Álvarez. En la modalidad de ‘voluntaria distinguida’, ha sido entregado a Nonia Alejandre Aguado-Jolis, presidenta de la Asociación Leonesa con las Enfermedades de la Sangre (ALCLES)

En la edición del pasado año fue premiado el programa de Acercamiento Intergeneracional entre personas mayores y la comunidad universitaria impulsado por la Universidad de León, y por ese motivo Isidoro Martínez ha sido el encargado de dar lectura al manifiesto 2022 en favor del voluntariado, que se reproduce a continuación:

“Hace 37 años, en diciembre de 1987, la Asamblea General de las Naciones Unidas decretó el día 5 de diciembre como Día Internacional del Voluntariado. A todas las personas que cada día, y en todas las partes del mundo, dedican una parte de su tiempo a mejorar la vida de los demás, va dirigido este reconocimiento.

El voluntariado, a través de todas sus expresiones, desempeña una función crucial en toda la Unión Europea: voluntarios y voluntarias se implican en una variada gama de actividades, como la impartición de educación y la aportación de servicios, asistencia mutua o autoayuda, apoyo, realización de campañas, gestión y acciones medioambientales y comunitarias. Un medio de integración e inclusión social que contribuye a la cohesión de la sociedad mediante la creación de lazos de confianza y solidaridad y, por lo tanto, capital social.

UN COMPROMISO PARA TRANSFORMAR NUESTRA SOCIEDAD

La actualidad está revestida de individualismo, lucha, incertidumbre y, en muchas partes del mundo, de falta de esperanza, y es ahí donde el voluntariado ha de suponer un empuje y un compromiso que transforme positivamente nuestra sociedad. Esto implica dar un giro a la visión del voluntariado, traspasando ese carácter extraordinario y en cierto modo puntual y convertirlo en una forma cotidiana de compartir y ofrecer.

Y es que se necesitan manos extendidas para cada vez más situaciones de fragilidad y vulnerabilidad. Hemos pasado una pandemia mundial que supuso en nuestras vidas un punto de inflexión: nos sentimos frágiles y vulnerables ante algo microscópico, aprendimos la necesidad de vivir en el presente y sobre todo que solo somos fuertes si apostamos por la solidaridad. Esta crisis consiguió que miles de personas se pusieran en marcha para ayudar a los demás.

En la Agenda de Desarrollo Sostenible marcada por las Naciones Unidas, cuyo Objetivo nº 16 aspira a promover la paz, la justicia y las instituciones sólidas, esto solo se logrará estableciendo asociaciones inclusivas, a nivel mundial, nacional y local.

Una infraestructura de voluntariado efectiva necesita el apoyo de todos los agentes. La sociedad civil, las empresas y el gobierno en los niveles local, regional, nacional y europeo. Los Gobiernos y Administraciones deben ser sensibles, proteger y potenciar a todas las entidades que están implicadas en el voluntariado porque es la mejor forma de potenciar y proteger nuestra sociedad, contra las injusticias, vulneración de derechos, exclusiones y todo tipo de abusos.

En esta red se encuentran las instituciones universitarias, cada vez más implicadas en reducir la brecha de las desigualdades y por formar personas jóvenes comprometidas con la equidad, las causas sociales y el progreso.

En la dicha de dedicar una parte de nuestro tiempo a los demás, es posible un mundo mejor.  Parafraseando a Vicente Ferrer: “Ninguna acción buena se pierde en este mundo. En algún lugar quedará para siempre”.